El momento de la verdad en la campaña demócrata
Los senadores demócratas Hillary Clinton y Barack Obama cruzaron acusaciones sobre cuestiones de comercio y defensa ayer, en una de las jornadas más agitadas de la campaña electoral hasta la fecha. Y es que hoy, 4 de marzo, es un día de definiciones en la campaña de los demócratas. O quizás no, dependiendo de quién gane en Texas y Ohio.
La que tiene que ganar sí o sí es Clinton, que tiene que poner fin a la racha de once victorias estatales consecutivas de Obama. Las encuestas muestran a los candidatos muy parejos, particularmente en Texas. Tanto allí como en Ohio, la Clinton tenía una ventaja holgada hace unas pocas semanas. El apoyo de los hispanos será crucial en Texas, el segundo mayor estado de la unión en cantidad de habitantes, en el que los hispanos representan la cuarta parte del electorado y por lo general votan a los candidatos demócratas. Son los hispanos quienes determinarán el futuro de la campaña de Clinton, ya que si ésta perdiera en Texas, sería muy difícil que pudiera obtener la nominación.
De acuerdo con la seriedad de la situación, los operadores de la campaña de Clinton han desplegado en estos días todo el arsenal a su disposición para tratar de revertir el avance de Obama. A menos de 24 horas del comienzo de la votación en Vermont, Rhode Island, Ohio y Texas, lanzaron un comercial televisivo acusando a Obama de no haber convocado a una sola audiencia acerca de la situación en Afganistán del subcomité senatorial que éste preside, que está a cargo de supervisar la guerra contra Al Qaeda, y sugiriendo que cuando hay que tomar decisiones complicadas, Obama se hace humo. Este anuncio fue precedido por otro que generó gran controversia hace algunos días al mostrar el supuesto teléfono presidencial sonando a las tres de la madrugada y preguntando a los votantes en quién confiarían más para contestarlo.
A medida que aumenta la presión dentro del Partido Demócrata para que la señora Clinton se retire de la contienda en caso de ser derrotada hoy, ésta se muestra desafiante y sostiene que la campaña apenas ha comenzado. Lo cierto es que si Clinton prevalece hoy, garantizará su supervivencia en la campaña y permanecerá la incógnita acerca de quién finalmente será el candidato demócrata. De ser Obama el ganador, éste quedaría mucho mejor ubicado para eventualmente capturar la nominación y fuera del alcance de Clinton, al menos en lo que hace al número de delegados elegidos por votación popular.
La que tiene que ganar sí o sí es Clinton, que tiene que poner fin a la racha de once victorias estatales consecutivas de Obama. Las encuestas muestran a los candidatos muy parejos, particularmente en Texas. Tanto allí como en Ohio, la Clinton tenía una ventaja holgada hace unas pocas semanas. El apoyo de los hispanos será crucial en Texas, el segundo mayor estado de la unión en cantidad de habitantes, en el que los hispanos representan la cuarta parte del electorado y por lo general votan a los candidatos demócratas. Son los hispanos quienes determinarán el futuro de la campaña de Clinton, ya que si ésta perdiera en Texas, sería muy difícil que pudiera obtener la nominación.
De acuerdo con la seriedad de la situación, los operadores de la campaña de Clinton han desplegado en estos días todo el arsenal a su disposición para tratar de revertir el avance de Obama. A menos de 24 horas del comienzo de la votación en Vermont, Rhode Island, Ohio y Texas, lanzaron un comercial televisivo acusando a Obama de no haber convocado a una sola audiencia acerca de la situación en Afganistán del subcomité senatorial que éste preside, que está a cargo de supervisar la guerra contra Al Qaeda, y sugiriendo que cuando hay que tomar decisiones complicadas, Obama se hace humo. Este anuncio fue precedido por otro que generó gran controversia hace algunos días al mostrar el supuesto teléfono presidencial sonando a las tres de la madrugada y preguntando a los votantes en quién confiarían más para contestarlo.
A medida que aumenta la presión dentro del Partido Demócrata para que la señora Clinton se retire de la contienda en caso de ser derrotada hoy, ésta se muestra desafiante y sostiene que la campaña apenas ha comenzado. Lo cierto es que si Clinton prevalece hoy, garantizará su supervivencia en la campaña y permanecerá la incógnita acerca de quién finalmente será el candidato demócrata. De ser Obama el ganador, éste quedaría mucho mejor ubicado para eventualmente capturar la nominación y fuera del alcance de Clinton, al menos en lo que hace al número de delegados elegidos por votación popular.
Me da la impresión que caso de ganar Baraka Hussein Obama, Clinton empezará a valorar acudir a las elecciones como candidata independiente por los Demócratas. Al tiempo.
Es posible que la suerte esté echada y a estas horas caiga el telón para Clinton, pero me parece encomiable su decisión de resistir hasta el final. Se podrá argumentar que no le queda otro remedio, que era su gran oportunidad -ahora o nunca- o que no tiene mérito dados los apoyos con los que cuenta en el establishment. Yo seguramente nunca la votaría pero creo que no hubiera hecho un mal papel. A mayores ¿se sabe algo de posibles candidatos para vice? Tanto para republicanos como demócratas
Total, que parece que el souflée de Obama se desinfla. Acabo de dejarlo soltando otro discurso infumable que, sorpresa, tiene un irritante tufillo a la cursilada de "la niña de Mariano". Lo que me parece todavía más curioso es el slogan principal de su campaña, Change We Can Believe In, que parece una mezcla de los psoeros, pasados y presentes, "Por el cambio" y "Motivos para creer". La Clinton le ha pegado un buen baño en Ohio, uno de los estados clave, y ha dejado claro que no piensa ceder en el tema de Florida y Michigan... y eso que nos acostamos sin saber qué ha pasado con Texas, aunque me huelo victoria de Billary... Obama se ha tenido que conformar con prácticamente nada: el pequeño y siempre contestario Vermont, el mismo estado que vió el ascenso y consecuente caída de Howard Dean, a quien se me parece cada vez más el de Chicago. Dos notas algo más positivas: el impecable discurso de despedida de campaña de Mike Huckabee, que ha dicho sabiamente que es el momento de unir al partido y ha afirmado que desde ya se pone a trabajar para conseguir la continuidad de los republicanos en el poder, y la victoria ya sin discusión de McCain, a quien los demócratas querían empezar a llamar John W. McCain hasta que alguien les ha advertido que dejen tranquilo el asunto del "middle name" (por aquello de Hussein). No es que me entusiasme --yo me identificaba mucho más con Ron Paul, vamos, de largo--, pero antes que el Dúo de la Africana, cualquiera. Bush anunciará su apoyo a Johnny B. Goode mañana en el Rose Garden, pero nos quedan meses hasta que sepamos contra quién se enfrenta el de Arizona. Creo que mal se tendrían que poner las cosas para que no tengamos otros 4 años de presidencia republicana, pero en política, como en fútbol, hasta que pita el árbitro en el último segundo no hay nada escrito.