Cleveland, Ohio: el último debate Clinton-Obama
Nuevamente comienza a respirarse un aire de inevitabilidad en la primaria del Partido Demócrata. Sin embargo, esta vez la inevitable no es Hillary Clinton, sino su oponente Obama.
Después de la seguidilla de triunfos electorales del candidato “García Márquez” (no solamente por tener el historial de votación más de izquierdas del Senado, sino porque su propuesta electoral destila “realismo mágico” por todas partes), la situación de la ex primera dama se ha vuelto más y más crítica. Ohio y Texas, los dos estados que supuestamente eran la “cortina de fuego” de Clinton para detener a Obama, muestran hoy en día encuestas en las cuales la ventaja de la primera se ha esfumado o inclusive, revertido.
En el último debate de ayer entre ambos precandidatos, que tuvo lugar en Ohio a tan solo una semana de la crucial jornada electoral, Hillary atacó como pudo al superficial y carismático Obama, pero no creo que haya conseguido el impacto necesario para revertir la tendencia a favor de éste. En cada oportunidad que se le presentó, Hillary cuestionó las credenciales de política exterior de su oponente, se refirió a los volantes supuestamente erróneos difundidos por la campaña de Obama e inclusive se refirió al apoyo expresado hacia éste por el líder negro Louis Farrakhan, de la supremacista y separatista Nación del Islam. Pero Obama se defendió con eficiencia y con cautelosa verborragia. Clinton dijo muchas verdades pero Obama produjo explicaciones lo suficientemente convincentes, al menos en el corto plazo que queda hasta el 4 de marzo.
Las sonrisas no lograron disimular la tensión entre los candidatos Demócratas
Como dijo hace un par de días Peter Turner en una artículo en inglés en Diario de América, quienes apoyan hoy a Obama son justamente los hijos de la revolución Clinton: los egocéntricos niños de la era puntocom en que todo vale, el fracaso es éxito, estúpido es inteligente y malo es bueno, han vuelto al nido y los resultados no son para nada los esperados. Los niños de los Clinton han crecido y se han encontrado con alguien con aún menor substancia –que poca falta les hace- pero más carisma y un mensaje definitivamente más seductor. En palabras del ex Jefe del Gabinete presidencial de Bill Clinton, Leon Panetta, los Clinton subestimaron el atractivo de Barack Obama. En una entrevista con el New York Observer (en inglés), Panetta protestó acerca de la falta de planeamiento que, según dijo, caracterizó la campaña de Clinton, y que permitió que Obama ganara tanto terreno en las últimas semanas.
El hombre del momento es, sin duda, Barack Obama y no alcanzan los minutos para que Hillary Clinton pueda lograr revertir esa tendencia. Ciertamente no lo fueron los noventa minutos que duró el debate y, con la mayoría de la prensa del lado de Obama, probablemente no lo sea tampoco la semana entera que queda hasta la crucial votación. Así que si bien la sensación de inevitabilidad del pasado fue desmentida luego por los hechos, las probabilidades de que las cosas cambien en tan poco tiempo como para rescatar la campaña presidencial de Hillary Clinton son muy reducidas.
Después de la seguidilla de triunfos electorales del candidato “García Márquez” (no solamente por tener el historial de votación más de izquierdas del Senado, sino porque su propuesta electoral destila “realismo mágico” por todas partes), la situación de la ex primera dama se ha vuelto más y más crítica. Ohio y Texas, los dos estados que supuestamente eran la “cortina de fuego” de Clinton para detener a Obama, muestran hoy en día encuestas en las cuales la ventaja de la primera se ha esfumado o inclusive, revertido.
En el último debate de ayer entre ambos precandidatos, que tuvo lugar en Ohio a tan solo una semana de la crucial jornada electoral, Hillary atacó como pudo al superficial y carismático Obama, pero no creo que haya conseguido el impacto necesario para revertir la tendencia a favor de éste. En cada oportunidad que se le presentó, Hillary cuestionó las credenciales de política exterior de su oponente, se refirió a los volantes supuestamente erróneos difundidos por la campaña de Obama e inclusive se refirió al apoyo expresado hacia éste por el líder negro Louis Farrakhan, de la supremacista y separatista Nación del Islam. Pero Obama se defendió con eficiencia y con cautelosa verborragia. Clinton dijo muchas verdades pero Obama produjo explicaciones lo suficientemente convincentes, al menos en el corto plazo que queda hasta el 4 de marzo.
Las sonrisas no lograron disimular la tensión entre los candidatos Demócratas
Como dijo hace un par de días Peter Turner en una artículo en inglés en Diario de América, quienes apoyan hoy a Obama son justamente los hijos de la revolución Clinton: los egocéntricos niños de la era puntocom en que todo vale, el fracaso es éxito, estúpido es inteligente y malo es bueno, han vuelto al nido y los resultados no son para nada los esperados. Los niños de los Clinton han crecido y se han encontrado con alguien con aún menor substancia –que poca falta les hace- pero más carisma y un mensaje definitivamente más seductor. En palabras del ex Jefe del Gabinete presidencial de Bill Clinton, Leon Panetta, los Clinton subestimaron el atractivo de Barack Obama. En una entrevista con el New York Observer (en inglés), Panetta protestó acerca de la falta de planeamiento que, según dijo, caracterizó la campaña de Clinton, y que permitió que Obama ganara tanto terreno en las últimas semanas.
El hombre del momento es, sin duda, Barack Obama y no alcanzan los minutos para que Hillary Clinton pueda lograr revertir esa tendencia. Ciertamente no lo fueron los noventa minutos que duró el debate y, con la mayoría de la prensa del lado de Obama, probablemente no lo sea tampoco la semana entera que queda hasta la crucial votación. Así que si bien la sensación de inevitabilidad del pasado fue desmentida luego por los hechos, las probabilidades de que las cosas cambien en tan poco tiempo como para rescatar la campaña presidencial de Hillary Clinton son muy reducidas.
Tal y como usted y Peter Turner ponen a Obama, da la impresión de que estamos ante el Zapatero Negro. Si no he leído mal, los seguidores de Obama son como los de Zapatero, quiere sacar las tropas de Iraq, se quiere gastar un montón de dinero en sus medidas, quiere reinventar las relaciones diplomáticas internacionales... Madre del amor hermoso. No sé si usted tendrá mano con los demócratas pero podría intentar colocar a Zapatero y Moratinos. La ventaja es que Zapatero es blanco, aunque no se como puede influir el racismo en las elecciones. Haga el intento, siempre es mejor el original que la copia y Zapatero y Moratinos ya tienen experiencia :) Lo que no puedo creerme es que Obama sean tan cortito como Zapatero ni le veo permitiendo la secesión de ningún estado de la unión. Y una curiosidad. ¿Cómo cree usted que reaccionaría la sociedad y los partidos americanos ante un 11M para condicionar las elecciones? Muchas gracias.
Vi anoche el debate por MSNBC, soporífero, por cierto. La parte dedicada a la sanidad fue simplemente infumable; la sección sobre NAFTA dejó claro que ninguno de los dos "has cojones" para salir de un tratado que se planteó mal desde el principio, que trató de contener de alguna forma la avalancha mexicana y claramente no lo ha conseguido, y en cuanto a relaciones exteriores, vaguedades y más vaguedades por parte de los dos. No obstante, creo que en líneas generales la Clinton se defendió mejor. Por cierto, envidia malsana del papel de los periodistas (con respecto a sus homólogos españoles): Williams y Russert les dieron bastante duro, especialmente a ella, y me encanta ver colegas que se mojan y hacen preguntas pertinentes, y siguen repreguntando cuando el candidato quiere salirse por peteneras. Digo esto porque hubo un punto del debate que para mí puede cambiar levemente la percepción que algunos tienen de Obama... lo digo, además, porque soy además medio judía (por un lado de la familia), y cuando escuchaba el diálogo no salía de mi asombro. Así, traducido a vuela pluma (perdón por los fallos que pueda tener): TIM RUSSERT: Senador Obama, una cosa que ocurre en las campañas es que uno tiene que reaccionar ante eventos inesperados. El sábado, un periódico de su ciudad natal, el Chicago Tribune, ofrecía este titular: “Louis Farrakhan apoya a Obama como presidente en la Convención de la Nación Islámica celebrada en Chicago.” ¿Acepta usted el apoyo de Louis Farrakhan? (sigue)
OBAMA: Sabe, he sido bien claro a la hora de denunciar los comentarios antisemíticos del Pastor Farrakhan. Me parece que son inaceptables y censurables. Yo no he pedido su apoyo, él ha expresado sentirse orgulloso de que un africano-americano esté uniendo al país en torno a una causa. Obviamente no puedo censurarle, pero yo no busqué su apoyo. Y le aseguro que no estamos haciendo nada, ni formal ni informalmente, con el pastor Farrakhan. RUSSERT: ¿Rechaza entonces su apoyo? OBAMA: Bueno, Tim, yo no puedo decirle a alguien que no diga que soy un buen tipo si es eso lo que piensa. Sabes, he sido bien claro en mis denuncias sobre su persona y las declaraciones que hizo en el pasado. Y creo que eso les dice de sobra a los americanos cuál es mi postura con respecto a esos comentarios. RUSSERT: El problema que pueden tener algunos votantes es, como bien sabe, que el pastor Farrakhan ha llamado al judaísmo "religión de alcantarilla". OBAMA: Tim, creo... conozco bien su historial (el de Farrakhan), y también lo conoce el pueblo americano. Y en consecuencia, lo he denunciado. No es nada nuevo... esto es algo que... yo vivo en Chicago, él también. He sido bien claro, en cuanto a que pienso que lo que ha dicho es censurable e inapropiado. Y he sido consecuente con ello, distanciándome de él. RUSSERT: El título de uno de sus libros [de Obama], “La audacia de tener esperanza,”... usted reconoce que lo sacó de un sermón del reverendo Jeremiah Wright, el líder de la Iglesia Trinitaria Unida. Este reverendo afirma que Farrakhan “personifica la grandeza”. Dice también que [Wright] fue a Libia en 1984 con Louis Farrakhan para verse con Moammar Gadhafi, y que, cuando sus adversarios políticos se enteraran de ello, y cito literalmente, "el apoyo que [usted] tenía por parte de los judíos se evaporaría a mayor velocidad que una bola de nieve en el infierno".
¿Qué haría para asegurar a los judíos americanos que, tanto si se trata del apoyo de Farrakhan como de las actividades de su pastor, el reverendo Jeremiah Wright, usted es consecuente con la postura que declara en asuntos como Israel, y no asume o sugiere en forma alguna que Farrakhan personalice la grandeza? OBAMA: Tim, no he podido mostrar más sólido apoyo que el que he mostrado a la comunidad judía en mi ciudad natal, Chicago, y en toda esta campaña presidencial. Y la razón es que he sido un amigo incondicional del estado de Israel. Creo que es uno de nuestros más importantes aliados en la zona, y que su seguridad es un asunto sacrosanto; y que los Estados Unidos tienen una relación especial con ellos, de la misma forma que yo tengo una relación especial con la comunidad judía. Y la razón por la que tengo este fuerte apoyo por parte de ellos es porque saben que no toleraré antisemitismo de ningún tipo, pero también por el hecho de que lo que quiero hacer es reconstruir lo que considero que es una relación histórica entre la comunidad afro-americana y la judío-americana. Sabes, no estaría sentado hoy aquí si no hubiera sido por un montón de judíos americanos que lucharon por los derechos civiles y contribuyeron a que se aplicara la justicia en el Sur. Y esa coalición se formó a lo largo del tiempo en torno una serie de asuntos... y una parte de mi tarea en este proceso es hacer asegurarme de que esos canales de comunicación y entendimiento vuelven a abrirse. Pero, sabes, la razón de que disfrute de un apoyo tan sólido por parte de la comunidad judía --y esto ha sido así históricamente, porque lo fue en mi campaña al Senado y lo es ahora en estas presidenciales-- es porque la gente que me conoce bien sabe que he mantenido una amistad consecuente con la comunidad judía, que no sólo he sido claro en mi postura hacia el estado de Israel, sino que también he hablado a favor de ellos cuando para los demás era un asunto incómodo.
Cuando tuve — una última cosa que quiero decir — cuando estaba dando — tuve el honor de dar un sermón en la Iglesia Baptista Ebenezer con motivo del aniversario del nacimiento de Martin Luther King, frente a una enorme audiencia afro-americana, hablé de forma específica contra el antisemitismo con la comunidad afro-americana. Y eso es lo que hace que la gente confíe en que lo seguiré haciendo cuando sea presidente de los Estados Unidos. BRIAN WILLIAMS: Senadora… CLINTON: Me gustaría añadir algo aquí, porque me enfrenté a algo similar cuando me presentaba al senado en el año 2000, por Nueva York. Existían más de dos partidos, el Demócrata y el Republicano, en esos momentos, y uno de esos partidos, el Partido de la Independencia, estaba en manos de gente antisemita, gente que estaba en contra del estado de Israel... Y yo dejé bien claro que no quería su apoyo. Lo rechacé. Dije que no quería ningún tipo de apoyo que a mi vez no pudiera defender. Y desde luego, parece que pagué un precio alto por ese rechazo. Pero me niego a que se me asocie con gente que profiere este tipo de cargos difamatorios y falsos contra el estado de Israel o contra los judíos que viven en este país. Y como sabes, estaba más que dispuesta a luchar contra ellos y afortunadamente la gente de Nueva York me apoyó, y gané las elecciones. Pero en aquel momento no tuve dudas de que era más importante defender los principios y rechazar el tipo de apoyo "condicionado" que ellos me ofrecían. RUSSERT: ¿Está usted sugiriendo que el Senador Obama no está defendiendo sus propios principios?
CLINTON: No. Lo que estoy diciendo es que le has preguntado específicamente si rechazaría ese apoyo. Y hay bastante diferencia entre denunciar y rechazar. Y creo que cuando se trata de este tipo de asuntos difamatorios, calumniosos... no me cabe duda de que Obama ha sido sincero en todo lo que ha dicho, pero creo que tenemos que pronunciarnos en términos todavía más contundentes. No podemos permitir que absolutamente nadie diga ese tipo de cosas porque las implicaciones que pueden llegar a tener son incalculables. OBAMA: Tim, tengo que decir que no veo diferencia entre denunciar y rechazar, no existe ninguna oferta formal de ayuda por parte del pastor Farrakhan que hiciera necesario que yo tuviera que rechazarla. Pero si la palabra "rechazar" le parece más dura a la Senadora Clinton que la palabra "denunciar", estaré encantado de concederle este punto, y rechazaría y denunciaría lo que hiciera falta. CLINTON: Bien, bien, excelente. ¿Y creéis que ha salido Obama esta mañana a decir que "rechaza" formalmente el apoyo de Farrakhan? ¡Ja! Si lo hace, la comunidad negra musulmana le retira el voto en un abrir y cerrar de ojos... espero que los judíos demócratas tengan bien en cuenta la forma sibilina y reptil en que se movió Obama ayer. En fin, perdón por este rollo interminable, espero que a alguien le sirva de algo. Esto me cabrea tanto que tengo que desahogarme por algún lado: es el "como sea" en versión americana, el negocio pero no negocio, la asquerosa mentira. Y como siempre, los judíos estamos en el centro de todas las dianas. Qué asco.