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O la economía española se soluciona sola o no tiene solución

  Al final, quién me lo iba a decir, he acabado por pensar exactamente igual que Zapatero, aunque por convicciones contrarias: o la economía española se soluciona sola uno de estos lustros, o esto no tiene solución, o yo, qué quieren, no se la veo. Por supuesto que existen remedios para la economía española, los mismos que se aplican en países menos diferentes a éste, pero Zapatero se siente muy acompañado en su irritante inacción y constante huida hacia delante mientras Europa le deje, porque su actitud corresponde exactamente al sentimiento profundo del país, no nos engañemos: sabe Zapatero que no sólo él es un ferviente convencido del principio de jamás hacer algo con la economía no sea que acierte, sino que el PP no se atrevería tampoco a realizar, caso de llegar al poder, lo que ni siquiera ahora se atreve a enunciar tímidamente, no sea que se le entienda todo. Estamos pillados por todas partes.
 
     Con las reformas económicas de fondo al PP no le hace falta ni hacer promesas preelectorales para incumplirlas luego, porque el cuerpo electoral, salvo tres o cuatro auditores de cuentas, algún analista y dos o tres diletantes, si bien se piensa, no quiere ni oír hablar de regeneración económica con esfuerzo, ni de recortes a las "conquistas intocables". Y punto. La opinión pública española en realidad no quiere que se haga nada, que se toque nada. Nos quejaremos mucho en este momento, pero cuidado con aquél que quiera acabar con los motivos de nuestras quejas económicas, porque no le dura a los sindicatos ni dos asaltos. En cuanto a alguien se le acuse en este país de ser un enviado "sin sentimientos" de los lóbregos "Mercados", está listo de papeles para el común. Duraría menos que Pizarro como valor emergente del PP. Decía Lampedusa que lo que los sicilianos no perdonan es que llegue alguien a despertarles de su sueño. Los españoles, tengo para mí, tampoco sienten más amor hacia la vigilia y el realismo. La obligación de la Economía, para la casi totalidad de los españoles, es solucionarse sola, y si no, morir aunque sea con nosotros dentro. 
 
     Esa es la realidad profunda de España, que Zapatero ha intuido a la perfección: toda España, salvo si acaso dos docenas de exquisitos maniáticos, filantrópicos y filatélicos ("colombófilo, filatélico, puto, es todo la misma cosa", que diría el argentino doctor Tangalanga, que tanto nos hace reir a mi conbloguero Pablo Molina y a mí) cree en su fuero interno que esto o se soluciona solo por inercia o mejor que no tenga solución, porque las medidas traumáticas crean "distorsión social". España es así. O, como decían los articulistas transicionales, "España y yo somos así, señora". "Ansí", que escribía el otro.

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comentarios
1 corzo1, día

ABARCA, dices que la opinión pública española no quiere que se haga nada, que se toque nada. Si eso es así, yo no soy opinión pública española.

2 latitas, día

Abarca, es que no se entera. Esto sólo lo arreglamos entre todos. Por eso Valcárcel se ha puesto manos a la obra. http://www.laverdad.es/murcia/v/20100227/region/paramount-prepara-desembarco-region-20100227.html Veinte mil puestos de trabajo. Es que no podemos vivir sin él. Hasta equipo de fórmula uno vamos a tener. Y champions league de fútbol y baloncesto hasta en Campos del Rio. Todo por unos pocos eurillos. MolinAbarca, ¿ustedes saben si Valcárcel estuvo en el mercado del oro de Dubai? Después de los diamantes de Ramón Ortiz ¿Por qué no el oro de Dubai?

3 Gorucho, día

También creo que muchos de nuestros paisanos son como dice. No se les puede mentar ni el esfuerzo ni el sacrificio, porque salen huyendo, y creen que todo se arreglará con una buena varita mágica, que es, más o menos, el confiar en que alguien, con suficiente poder, será capaz de organizar la economía de modo que, sin que se tenga que trabajar mucho o, mejor, sin que se tenga que trabajar, todos vivamos en la abundancia dedicados al fornicio y la relajación. Una vez visto lo que sucede, convendría indagar la causa de esta forma de ser y pregunto: ¿Tendrá algo que ver este comportamiento con el hecho de que no se haya educado a la gente en la necesidad de esforzarse para alcanzar lo que se desee? ¿Tendrá algo que ver con que no se reconozca el esfuerzo? ¿Tendrá algo que ver con que se estime más la pillería que el trabajo honrado? ¿Tendrá algo que ver con que no se persiga debidamente a quien defrauda al prójimo? ¿Tendrá algo que ver con que prefiramos alimentarnos con las migajas del poderoso a comernos el pan ganado con nuestro sudor, sin darnos cuenta de que, si comemos el pan que hemos ganado, no tenemos que agradecer nada a ningún señorito, sea este, o no, un sinvergüenza y, por tanto no deberemos nuestro pan a quien nos lo va a hacer pagar a precio de oro? Saludos

4 Aguilib, día

Somos un país de niños malcriados, y como tales, nos preguntamos: “Qué puede hacer la sociedad (otros) por mí” o “por donde puedo yo engancharme a la teta* estatal” Como no soy una excepción, voy a confesar mi pecado (mi malcriamiento) Allá (en aquellos tiempos), cuando me hallaba en la preadolescencia: después de comer, nunca he fregado los platos, esa tarea le tocaba a la madre, a la hermana, o incluso a la agüela. Como siendo niño me libraba de esas tareas, me lo aliviaban mandándome al pozo para traer dos cubos de agua. En este caso: ¿Es procedente que la penitencia me la ponga la “Aído”? (*) Con un solo vistazo a la vicepresidenta primera, se da uno cuenta de lo paupérrima que se halla la ubre en estos tiempos zapateriles.