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La ministra que pone a las mujeres a los pies de los caballos

Yo no estoy nada seguro de que a la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía Elena Salgado le interese la política, ni que no esté ahí como podría estar a cargo de la tesorería de la Liga por la Templanza. No por comer como un canario granívoro te conviertes en pájaro y no por beber vinagre todas las mañanas igual que los boxeadores de antes metían la cara en agua con sal (para endurecer los rasgos) te transformas en una especie de busto femenino de Abraham Lincoln. Ya dije, en algún sitio, en su día, que el ministro menos malo de entre todos los nuevos iba a ser el bachiller Pepiño Blanco, y los hechos me están dando la razón.
 
Al llegar a su actual cometido en Salgado se suponía, pero al revés, aquello que decían los viejos falangistas cuando perdieron el Régimen y querían encalomarse, en muchos caos con éxito, al socialismo emergente: "los que hemos sabido mandar, sabremos obedecer".  Que como digo en ella es al revés: la que supo obedecer donde los jefes la pusieran, se pensó que también sabría mandar.  Sobre el área más importante del Gobierno y del país. ¿Alguien ha tenido en algún momento la sensación de que, después del ya muy vagaroso Solbes, tenemos algo corpóreo arrojando sombra en el hueco del ministerio de Economía? No, padre. A ella sólo le interesa saber quién manda, y todo lo demás es prejuicio.
 
A la Salgado no le interesa la política, ni la economía, fuera de una licenciatura devaluada que comparte con todos esos jóvenes incautos que salen de las facultades de ciencias pensando que el "socialismo de los sentimientos" es una rama de la matemática. A Salgado le gusta sólo poner cara de velocidad donde la pongan, pero se pilla enseguida su desenfrenada insolvencia cuando dice eso de "los hombres consiguen cosas por poder, pero las chicas conseguimos cosas por nosotras mismas", tal que esta misma semana. 

Detengámonos en ello, porque con esa sola frase acaba de poner a los pies de los caballos a todas las mujeres que cooptan en la política. Si Salgado desliga a las mujeres de conseguir cosas por el mismo poder que los hombres (¿no es eso lo que pretenden las feministas, suplantar con las mismas armas masculinas?) sino por otra clase de  "encantos" (encantos o habilidades orgánicas: "ellas mismas") pone en muy mal lugar a sus congéneras, porque da carta de naturaleza a lo que siempre se sospecha en las barras de los bares a ciertas bajuras etílicas. "¿qué habrá hecho esa para llegar tan alto y tan rápido?". Quedarían así las mujeres en puestos de responsabilidad, según Salgado, mucho más cerca de una Mónica Lewinsky arrodillada bajo la mesa del presidente que de trepar gracias por ejemplo al estricto comisariaje sectario, el de la propia Salgado. Salgado debe de odiar a las mujeres casi tanto como al mundo.   

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comentarios
1 PALLAUPE, día

Creo que a lo que se refiere es a que las mujeres como ella han luchado más por conseguir objetivos que los hombres con los que se codeaban, porque los hombres solo pensaban en conseguir el Poder para poder hacer cosas, mientras que ellas además de eso tenían que trabajar en el de darle (o quitarle a los hombres "machistas") ese espacio que ellas creían que se merecían las mujeres y no existía. Como ella está convencida de que lo han conseguido se vanagloria de ello y se regodea (ver el video entero). Lo que no dice es que muchos hombres también han trabajado como ellas en la "igualdad" de las mujeres, a los que al parecer no valora. Tampoco dice que las mujeres se han dejado mucho de su "espacio ancestral" por el camino (la casa, maternidad...) con lo que muchas se sienten desubicadas. La verdad que la frase es como un eslogan feministoide de mal gusto por simplista y generalizador, como todo el video en general.

2 fernand5, día

Creo que esta señora es un bluff. Vale para todo y para nada. Se estrelló en Sanidad con la ley anti-vino y Economía le viene muy grande. Es una maría-si-señor sectaria que hará lo que le diga su "Amo". La herencia de los Z-gobiernos será una losa pesada para España durante años. El problema de este pais, no son sus gobernantes, sino sus votantes.

3 Heimdall, día

La paridad o la discriminación positiva son dos de los conceptos más aberrantes de la historia de la Humanidad. El mero hecho de que una persona (hombre o mujer) tenga que ocupar un puesto, cargo o formar parte de un equipo de trabajo por el mero hecho de tener un sexo determinado, para cumplir un cupo preestablecido, es uno de los mayores atentados contra la dignidad humana. Pero, ya sabemos que para el socialismo todo es susceptible de ser deformado, manipulado, modificado, aunque las consecuencias sean devastadoras. Pero, ¿qué importa eso ante la creación del Hombre y el Mundo nuevos?