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Alter-arte o "Rebelión en el pesebre murciano"

El día en que el Consejero de Cultura murciano decidió suspender la performance de Leo Bassi (el nuevo Shakespeare) en el marco incomparable del certamen "Alter-arte", no sabía lo que se le iba a venir encima. Un montón de artistas alternativos, performers de lo bizarro y genios de lo incomprensible, se han solidarizado con el chespirito de los Apeninos y han decidido que, este año, los murcianos nos vamos a ver privados de contemplar sus aportaciones a la historia de la cultura occidental. Tras conocerse la decisión de todos estos "creadores", las farmacias de la ciudad se han quedado sin existencias de ansiolíticos.

Tenemos pues a un consejero fascinado por el mundo progre-cultureta, al que riega con abundantes subvenciones procedentes del bolsillo de todos los murcianos para desmarcarse del facherío propio de su partido y a unos "sobrecogedores" acostumbrados a pasar por la ventanilla pública a "recoger lo mío", en franca disputa en torno a la figura virginal de Leo Bassi, un señor que cuando salía en cierto programa nocturno de exquisito progresismo, una vez montó en un triciclo con ventilador y se puso a esparcir heces por el plató, en consonancia con el nivel intelectual del espacio que lo acogía. Es la ingratitud típica del artista, que no conoce servidumbres y no tiene reparo en morder la mano que le da de comer, y también la arrogancia del político, del político centrorreformista, me refiero, que tal vez creyó que blasonando de pluralismo (el pluralismo, para los centristas, es tener a los creadores de izquierdas ahítos de subvenciones, mientras a los demás no les dejan ni las sobras porque no suelen protestar y, encima, son fachas) había comprado el salvaconducto para que sus enemigos políticos le perdonaran la vida y alguna que otra fechoría como la que ha perpetrado.

Dicen que el famoso consejero está últimamente algo alicaído. Que se le nota en el rictus de su cara un poso de sufrimiento por estar en el "candelabro", aunque tal vez lo que más desazone a Su Excelencia sea que sus amigos de extrema izquierda están a punto de retirarle el saludo por su supuesta censura a Leo Bassi.

Por cierto, uno de los kolectivos firmantes es el pintoresco "Murcia no se vende", grupúsculo marxista que ha decidido que aquí no se puede crear un negocio o construir un edificio sin su permiso, en tanto que representante del pueblo y defensor de la libertad, la democracia y el medio ambiente. Hasta la cabra que utilizan como logotipo está cabreada, nunca mejor dicho. Yo de este responsable autonómico de cultura tampoco podría dormir por las noches. Qué cruz, Pedro Alberto, macho.

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comentarios
1 Ostrask, día

¡No me digas que los gloriosos intermediarios entre la plebe chusmosa y el olimpo de los dioses "creadores" se quedan sin 'performar'! No te preocupes, que ya se les ocurrirá algo para 'perforar' el bolsillo de los contribuyentes... Y digo yo, ¿es que no hay gente en el proceloso mar del mundillo político-artístico con los arrestos suficientes como para no pagarles la alfombra a los progres que luego les insultan? Un saludo

2 vikinga, día

Yo pensaba que este tipo sólo se dedicaba a insultar a Dios y a los católicos. Lo del triciclo no lo sabía y ya lo sitúa en otra dimensión, la de los cerdos. ¿De verdad les gusta a los progres no bañarse como M. Torres y ser rociado con excrementos? No sé cómo el consejero de cultura murciano está tan acongojado, los contribuyentes que quieran ver cerdos en acción, con todos mis respetos a los cerdos, que jamás se subirían a un triciclo a hacer cosas tan desagradables, que vayan a una cuadra. Que se dé cuenta que la palabra facha adquiere una nueva dimensión: ser limpio, aún a costa de destrozar el planeta con horribles costumbres, y asumir que los perturbados mentales deben de estar en un psiquiátrico y no cobrando subvenciones por ahí. De verdad que son muy acomplejados estos del PP, tanta correción política hará que un día vayan por ahí oliendo a quién sabe qué.