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Juan Manuel González

'The Way': Martin Sheen, caminito de Santiago

Póster The Way

Martin Sheen y Emilio Estévez, padre e hijo, acometen juntos este sencillo pero efectivo drama sobre un padre que decide acabar el Camino de Santiago a modo de sentido homenaje a su vástago, fallecido durante el trayecto en trágicas circunstancias.

Estévez consigue en The Way un filme bienintencionado a más no poder, una aventura menor que no hace pedagogía religiosa y al que se le perdonan graves ingenuidades en el retrato nacional –aunque no determinados episodios pintorescos, como ése que hace referencia a los gitanos- gracias a una narración de un tono menor e íntimo bastante agradable.

Aunque Estévez patina en momentos como el citado y a punto está de perder el equilibrio en un puñado de escenas que, además, alargan el metraje innecesariamente, afortunadamente siempre tenemos ahí a un Martin Sheen que aporta dignidad y presencia incluso cuando el filme se desliza hacia la anécdota. El actor dibuja perfectamente en su rostro las heridas de su relación con un hijo ausente, y el Estévez director aprovecha cada uno de los momentos en que su padre está en pantalla para hilvanar la historia, que son todos.

A pesar de consentirse todas las facilidades, de apuntar directamente al lagrimal, y de una puesta en escena excesivamente plana y televisiva, lo cierto es que The Way, filme al que le sobran diez o quince minutos de metraje y que es previsible hasta la médula, me resultó mucho más entrañable, divertido y distraído que ese peñazo de nombre Come, reza, ama. Lo digo por aquello de los viajes existenciales, por si no había quedado claro...

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