The Beaver se presenta como una suerte de examen final para la carrera como actor de Mel Gibson. Después del fracaso comercial de Al límite y a pesar de gozar de una buena reputación como director gracias a títulos como Braveheart o Apocalypto, la vida privada de Gibson ha empañado su reputación artística de tal modo que la audiencia ya no quiere ver al antiguo astro en pantalla.
Es una pena que ello afecte a filmes como The Beaver, donde demuestra que es capaz de arriesgar más de lo que se piensa. El argumento admite paralelismos con los problemas que ahora acosan al actor: un hombre con dificultades para expresarse recurre a una marioneta para hacerlo, ante la incredulidad de su familia. Dirige Jodie Foster, que también se ha reservado un papel protagonista. El trailer anuncia un melodrama muy alejado de lo que el filme habría sido de haber caído en manos de un Adam Sandler o Jack Black. La dirección de Foster, otra estrella con madera de directora, anuncia una película sólida a una distancia perfecta entre algo como Una mente maravillosa y algún drama indie al uso. Mi voto de confianza ya lo tiene.