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Juan Manuel González

'Scott Pilgrim contra el mundo': vitamina friqui

Póster Scott Pilgrim contra el mundo

Scott Pilgrim es un encantador joven soltero de 22 años que dedica su vida a holgazanear y tocar el bajo con su grupo. Sin ninguna preocupación conocida, vive con su compañero de piso gay y sale con una chica bastante más joven que él. Pero cuando conoce a Ramona Flowers, la chica de su vida, se va a tener que enfrentar al desafío definitivo. Scott deberá derrotar a los siete malvados ex novios de ella para poder conseguir a Ramona...

La adaptación del cómic de culto del canadiense Bryan Lee O'Malley huele a película de culto instantánea. Su mediocre rendimiento comercial en EEUU sólo puede ayudar a que, con el tiempo, la colorista y afable película del británico Edgar Wright, uno de los niños malos del cine fantástico actual, cale definitivamente entre el público veinteañero como un entretenimiento "alternativo".

Wright propone un enredo sentimental trepidante –y muchas veces saturante- en el que utiliza todos los recursos visuales y sonoros a su alcance, aupando a Michael Cera como pasmado héroe de una historia que bebe de la mitología de la comedia romántica tanto como la de superhéroes. El director de Arma fatal hibrida fantasía, humor naif, videojuegos, rock Indie, cómic y mil referencias cinematográficas en una comedia romántica y de acción multimedia de ritmo arrollador; un despliegue de anarquía friqui dispuesto alrededor de unos diálogos veloces, unos caracteres bien perfilados y, no lo duden, luchas cuerpo a cuerpo puestas en escena con innegable espectacularidad.

Pero el gran mérito de Wright es organizar toda esa chocante amalgama preservando la ingenuidad del material y sin ir de listo por la vida. Presten atención a cómo el director incorpora con éxito la vertiginosa estructura de un videojuego a la narrativa cinematográfica -el filme comienza con el logo de Universal "convertido" a 8 bits-, y a la vez nos pone las pilas articulando el viaje heroico del impagable nerd Michael Cera en base a un creciente más difícil todavía, logrando que los personajes no pierdan integridad ni ironía (por mucho que la bellísima Mary Elizabeth Winstead no acabe de tener química con el protagonista). Como historia de amor juvenil la película tiene todos los lugares comunes necesarios, pero a ello Wright suma personajes y diálogos con encanto y vida propia, además de descaro y fantasía a raudales.

Scott Pilgrim contra el mundo (estreno 12 de noviembre) no es sólo una ocurrencia, es una de las sorpresas del año, por mucho que su consumo quede restringido a los menores de treinta.

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