Marvel está copando el mercado cinematográfico con secuelas... y de momento ningún problema con ello. Thor: El mundo oscuro es la segunda entrega de las aventuras en solitario de el Dios del Trueno, situada cronológicamente después de Los Vengadores y la inminente Iron Man 3, y la primera en la que el personaje de la editorial se ve metido en verdaderos aprietos. En la película recuperamos a la enfermera Jane Foster, cuya supervivencia queda bastante en entredicho en el tráiler, y sobre todo el personaje de Loki, que ha cobrado una extraordinaria relevancia en el universo cinematográfico Marvel gracias, en parte, al estupendo trabajo de Tom Hiddleston.
La película está dirigida por Alan Taylor, responsable de muchos capítulos de la serie de HBO Juego de Tronos, al fin y al cabo poblada también por personajes con vestuario de inspiración medieval. La primera entrega, dirigida por Kenneth Branagh, es de mis favoritas dentro de las recientes adaptaciones de cómic de Marvel. Una comedia de aventuras fantásticas concentrada más en los personajes que en la propia acción, por mucho que fuera calificada como insulsa por algunos (quizá los mismos que prefirieron Capitán América: el Primer Vengador, que empieza muy bien pero cuyo segundo y tercer actos son un verdadero desastre).