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Juan Manuel González

'No lo llames amor... llámalo X': Kira Miró y el porno de las dos Españas

Póster No lo llames amor...llámalo X

No lo llames amor... llámalo X es un nuevo ejemplo de comedia confeccionada según el modelo de teleseries como Aída o Siete Vidas. Su director, Oriol Capel, ha sido guionista de ambas, como también Nacho G. Velilla, director de otras como Fuera de Carta o Que se mueran los feos, y que aquí ejerce como coautor del guión y productor.

El argumento da para una fenomenal astracanada: un director de cine porno que vivió tiempos mejores decide abordar su obra definitiva, una cinta porno con ínfulas de trascendencia destinada a unir las dos Españas, para lo cual no duda en recuperar al equipo que le dio la fama hace ya una década. Su título: ‘El alzamiento nacional’... Una excusa perfecta para el humor gamberro y la sátira en un filme que, sin embargo, sus propios responsables se encargan de sabotear trasladando, sin más ambiciones, la narrativa televisiva de las series citadas más arriba.

Las novedades no son tal cosa, y el formato de docudrama, calcado de teleseries como The Office, no es más que una excusa inicial para detonar la farsa. La película se limita después a acumular personajes y situaciones sin llevarlos a término, sin que haya una verdadera narración que hile los sucesos. La coralidad del filme juega en su contra y la película se dispersa y avanza a trompicones cuando ya no le queda más remedio.

En estas circunstancias sólo queda entregarse al reparto y el salero de las líneas que les toca recitar. Aquí la cinta cumple las expectativas (olé Mariano Peña) y el cúmulo de chanzas y frases hilarantes que se suceden como una ametralladora alcanzan su cometido, si bien de forma desigual. Las entretelas del porno son un buen lugar para un enredo, y el desguace de las dos Españas todavía mejor para la comedia corrosiva, por muy blanca que ésta sea en el fondo (del giro dramático de los acontecimientos de su segunda mitad, mejor ni hablamos). Pero No lo llames amor... llámalo X se queda en un buen planteamiento y a medio camino o peor de lo que podría haber sido, esto es, una comedia ácida y con verdadera mala leche.

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