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Póster Mientras duermes

No sé qué pensarán ustedes, pero Mientras duermes me parece un filme ejemplar dentro del cine español. No porque la película del catalán Jaume Balagueró (Rec, Frágiles) sea perfecta, aspecto que particularmente no me afecta demasiado, sino porque sus virtudes artísticas, que son las que comentamos aquí, se insertan en una apuesta cinematográfica casi a contracorriente dentro del penoso cuadro general del cine español.

Ese acierto, que comparte con la reciente No habrá paz para los malvados y la coproducción de terror Intruders, es que tanto la cinta de Balagueró que nos ocupa, como las de Urbizu y Fresnadillo, son tres thrillers que no entienden la comercialidad, su abierta dedicación al público, como un impedimento expresivo.

El segundo gran acierto de Balagueró es menos accidental, ya que la película consigue rizar el rizo del psycho-thriller con un personaje confeccionado e interpretado de forma brillante. En Mientras duermes el espectador descubre todo a través de los ojos del voluntarioso portero interpretado por Luis Tosar, un sujeto que pronto va desvelando conductas voyeurísticas y criminales. En un diabólico proceso que en el filme se antoja totalmente natural, el espectador se descubre sufriendo junto al psicópata, confraternizando con sus carencias sentimentales, interesado por sus rutinas laborales, sufriendo por su incomprendido amor por Clara, la vecina maciza del bloque a la que Marta Etura pone todo su luminoso atractivo. Tosar interpreta al oscuro sujeto con una humanidad que le hace incómodamente cercano.

Balagueró, que tras Rec vuelve retratar los entresijos de un inmueble del centro de la ciudad condal, es consciente de la jugada en todo momento y adorna la película con un innegable humor negro -ya presente en su díptico de zombies cámara en mano- y hasta cierto aliento carnavalesco, sin tampoco caricaturizar las terribles zonas oscuras del personaje. En Mientras duermes, cinta que probablemente contiene el asesinato visualizado de forma más cruel del cine de este año, el joven cineasta catalán crea personajes secundarios impagables –esa niña puñetera– y sobre todo vuelve a revelarse como un buen artesano del terror, capaz de orquestar escenas de suspense bien sostenidas, superar flaquezas del guión y presentar un elaborado trabajo de dirección de actores: el psicópata interpretado por Luis Tosar forma ya parte, como el poli Santos Trinidad de Coronado, de la galería de grandes personajes del cine español.

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