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Juan Manuel González

'Las aventuras de Tadeo Jones'

Póster Las aventuras de Tadeo Jones

El personaje de Tadeo Jones, el multipremiado aventurero animado creado hace algo más de una década por el joven animador Enrique Gato, salta al cine en una producción española de una ambición notable. Las aventuras de Tadeo Jones, el largometraje, nace con la intención de alcanzar hitos casi históricos en el cine español, huérfano en la actualidad en la disciplina de la animación, con el único precedente de la un tanto olvidada Planet 51: presentar al público una película de entretenimiento familiar de animación con aspiraciones taquilleras a nivel mundial (en España se exhibirá nada menos que en 420 pantallas, y su estreno en el importante mercado chino alcanzará cotas masivas a la altura de cualquier superproducción) y con un nivel técnico realmente sorprendente.

Desde luego, y a priori, el empeño de Gato ha resultado una empresa exitosa. Las aventuras de Tadeo Jones es un título con potencial comercial innegable y una factura visual sorprendente y a la altura, casi, de títulos punteros norteamericanos como alguna secuela primigenia de Ice Age o Madagascar. El problema de la película es que su excesiva dependencia del icono cinematográfico que inspira el personaje amenaza todo el tiempo con convertir la cinta en una mera comparsa derivativa de la saga de Lucas y Spielberg. Lo que funciona maravillosamente en un cortometraje, puede ver disminuida su efectividad en un largo. Eso, y que el sentido del humor de la película no siempre funciona: los diálogos no brillan especialmente por su ingenio, y la labia de los personajes no está a la altura del esfuerzo técnico y de diseño, ni del ritmo de la narración.

No obstante, y en este aspecto, el pasado en el campo de los videojuegos de Gato se nota, y a diferencia de en otros realizadores norteamericanos consagrados, esta vez para bien. El director se saca de la manga set-pieces realmente notables que en alguna que otra ocasión acomodan la mitología de los videojuegos al largometraje de manera sorprendente (la escena de las cuerdas, sin ir más lejos), y lo complementa con guiños evocadores y nostálgicos muy oportunos, como su bonito prólogo. Gato también demuestra ser un buen conocedor del género que homenajea: la planificación de muchas secuencias y su banda sonora recuerda a la labor del maestro Spielberg y su equipo, y el motor de la película es el de una verdadera cinta de acción. Las aventuras de Tadeo Jones supone, pese a sus limitaciones, un buen puñado de pasos en la buena dirección y nos avisa de que la animación puede ser una vía de crecimiento industrial y artístico que rompe fronteras.

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