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Juan Manuel González

Giacchino, el súper clase

Super 8 ha pasado por la taquilla española como un vendaval. A pesar de la división de opiniones generada entre la crítica (algunos han apelado a su manipulador uso de la nostalgia, y con razón; mi opinión seguramente ya la conocen), sus números en taquilla han desbordado las previsiones. Y pese a esa división, hay diversos aspectos en ella que son incuestionables. Uno de ellos es la banda sonora de Michael Giacchino, un joven autor que se ha convertido en muy pocas películas en uno de los mejores compositores de la industria de Hollywood.

Giacchino, salido de la música para videojuegos, no tardó en despuntar en eventos mayores. Su asociación con J.J. Abrams dio sus primeros y estupendos frutos en la partitura de la irregular serie Alias, protagonizada por Jennifer Garner. Giacchino volvió a demostrar allí que los toques retro –muy a lo logrado por John Barry para 007-, combinados con apuntes de lo más modernos, podían dar lugar a una banda sonora a la vez clásica y dinámica, extremo que repitió en Los increíbles de Pixar. Después -y durante- el éxito de su emotiva y misteriosa partitura para la serie Perdidos, Giacchino saltó al cine... hasta llegar a Super 8, una prodigiosa banda sonora realizada como un sentido homenaje a John Williams y sus enormes bandas sonoras para éxitos de Spielberg como E.T.

Los homenajes al maestro se cuentan por decenas: su uso del arpa y la cuerda, la cadencia del tema principal, lo sostenido de su suspense. Giacchino demuestra que sabe gestionar los homenajes aún mejor que J.J. Abrams, ya que la música, a pesar de todo, lleva su impronta al cien por cien.

Aquí les dejamos dos temas musicales de la película. El primero, Letting Go, ocupa el final de la cinta, incluyendo su discutidísimo final, en el que –musicalmente hablando- estalla de forma sentimental y épica el tema principal de la película. El segundo, Super 8 Suite, contiene algunos de los motivos y sonidos de suspense que el anterior no trata y que son parte del esqueleto de la partitura, aunque igualmente cristaliza en un cierre fundamentalmente emocional. Disfrútenla.

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