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Juan Manuel González

El director de Jungla de Cristal, entre rejas

Probablemente les sorprenda saber que el director John McTiernan, responsable de títulos como Jungla de Cristal, La caza del Octubre rojo o Depredador, ha sido encarcelado al ser considerado culpable en el polémico caso Pellicano. Quizá ustedes no tengan estima a estos títulos, pero aún así les voy a explicar las razones.

Que son, hay que decirlo, de lo más estúpidas, y lo cierto es que no dejan en buen lugar a un director que demostró lucidez e inteligencia en bastantes de las películas que dirigió. McTiernan contrató durante el rodaje de una sus últimas películas, el penoso remake Rollerball (2002) al detective privado Anthony Pellicano, desde hace tiempo también encarcelado por el devenir dudoso de sus investigaciones referentes a otras estrellas de cine. McTiernan pagó a Pellicano para que grabase las conversaciones telefónicas del productor de aquel film, Charles Roven, con el que no tenía buena relación. Pero lo grave es que cuando salieron a la luz los otros escándalos del detective Pellicano, el FBI fue a preguntar a McTiernan por su relación con éste…y el director neoyorquino la negó en redondo.  

Posteriormente, los federales demostraron que el director de Jungla de Cristal había mentido, algo que el propio realizador reconoció el pasado mes de julio, cuando se las venía venir y comenzó a buscar una reducción de condena. Finalmente, McTiernan ha sido condenado a un año de prisión y una multa de 100.000 dólares, además de tres años de libertad condicional después de cumplir ese tiempo de prisión. Lo que nos hace plantearnos a todos cómo demonios va a recuperar su carrera después de esto. 

Lo cierto es que McTiernan ya llevaba años sin dar pie con bola. Sus últimos títulos, Rollerball y Basic, no eran precisamente memorables, y no pienso volver a verlos a menos que alguien me obligue. Pero todas las demás son películas con clase y un brillante sentido de la artesanía fílmica, gusten o no gusten. Otros filmes suyos, como la secuela Jungla de Cristal: La venganza y El último gran héroe, demostraban que también sabía burlarse con bastante cinismo de los estereotipos en los que resultaron sus primeras películas, que definieron completamente el cine de acción que conocemos hoy. Personalmente, El secreto de Thomas Crown también me parece un filme notable, al igual que El guerrero Nº 13, que fue masacrada en la sala de montaje por Michael Crichton, autor de la novela en la que se basaba, y que aún así conserva un atractivo innegable debido a su brutalista puesta en escena. Lo dicho, McTiernan…qué pena.

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