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Póster Cowboys & Aliens

Cowboys & Aliens ha sido uno de los fracasos comerciales anunciados del verano, al menos en el plano económico. La edad de sus dos estrellas –Daniel Craig y Harrison Ford suman entre ambos bastante más de un siglo- y lo descabellado de su argumento, en un filme que en ningún caso se toma a broma su contenido, quizá hayan pesado demasiado en el ánimo del público al que estaba destinada.

Y es una lástima, porque la película dirigida por Jon Favreau –basada en el cómic ideado por Scott Michael Rosenberg, que ha quedado bastante irreconocible en algunos aspectos- esconde algunas sorpresas muy, muy bonitas en su interior. Sin poder ser catalogada como una buena película, Cowboys & Aliens obsequia al público con una inesperada dosis de entrañable e imprevisible entretenimiento, y una combinación de géneros en la que el western gana la partida a la ciencia ficción.

Ya desde el comienzo, en el que el bandido Jake Lonergan (Daniel Craig) despierta en pleno desierto con un extraño brazalete, el director Jon Favreau apuesta de forma sorprendente por el enigma, el uso del silencio y una inesperada contundencia con la violencia. En la misma medida, hay que esperar más de media hora para que el coprotagonista, Harrison Ford, haga acto de escena con su habitual (y deliciosa) actitud borde, y para que los primeros elementos de ciencia ficción entren definitivamente en el relato, ubicando al público en la película que ha ido a ver. Entre una cosa y otra, Favreau demuestra de forma sorprendente su interés por lo que está contando, que pese al aparente disparate de mezclar cowboys y aliens (¿y por qué no, si esto es Hollywood?), gira casi por completo en torno a las actuaciones de los actores y las relaciones que los personajes, incluyendo una generosa galería de secundarios, establecen entre ellos.

Lo mejor de Cowboys & Aliens, dejando a un lado sus defectos, es que se parece muy poco a filmes de productor como la saga Piratas del Caribe, que también se atrevió –por si no lo recuerdan- a mezclar zombies y piratas. Pese a lo plano del guión, y lo poco sorprendente de los ases en la manga que se guardan la media docena de guionistas, la película se fundamenta más en el trabajo de éstos, conscientes de estar elaborando un entretenimiento con más puntos en común con la serie B de Roger Corman y el western clásico, que en las demandas comerciales de una ruidosa cinta para adolescentes. Cowboys & Aliens es una de las pocas películas de gran presupuesto que abordan de frente, con honestidad absoluta y modestia modélica, su naturaleza de pastiche disparatado.

Favreau, además, filma todo ello como si no tuviera que dar explicaciones ni pedir perdón por nada, algo que le permite centrarse en los personajes y en la mitología de un western convencional controlando la duración a poco más de noventa minutos, y aportando apropiados toques de humor, que no parodia, a la historia.

No obstante, con lo que uno se queda realmente de Cowboys & Aliens es con poder ver en el mismo plano a dos duros con tanta personalidad como Harrison Ford y el que podría ser un heredero natural suyo, el 007 Daniel Craig. Verles salvarse la vida mutuamente –y a regañadientes- durante Cowboys & Aliens es todo un placer para quien quiera disfrutar de una de aventuras que, ya saben, es mucho más una película del Oeste que una de ciencia ficción, por mucho que los enemigos a abatir sean... pues eso, alienígenas y no indios.

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