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Juan Manuel González

'23-F': el cine español pierde otra oportunidad

Póster 23-F La Película

Los acontecimientos del 23 F son narrados ahora en la película dirigida por Chema de la Peña que se estrena en el treinta aniversario de la señalada fecha. Una cinta que recoge los hechos acontecidos desde la toma del Congreso de los Diputados a manos de Tejero hasta la salida de éste tras el indiscutible fracaso de la iniciativa a lo largo de una tensa y larga noche.

De la Peña consigue despertar nuestra inicial curiosidad gracias a su mezcla de rigurosidad de los hechos y un estilo más o menos documental que promete honestidad y suspense. Es un puro espejismo. 23-F hace el amago de sostenerse a sí misma como si de una de secuestros de tensión y espectáculo se tratase, centrando sus miras en los pasillos del Congreso y la descripción de la cadena de mando que trataba de atajar el golpe en el exterior. Lamentablemente, tras una primera media hora descriptiva y eficaz, la película hace aguas demasiado pronto debido a una puesta en escena desganada y un guión planisimo y sin suspense, que fracasa al entretejer las líneas de acción que sujetan el asunto.

De la Peña peca de no complicarse la existencia. La estrategia narrativa de la película, con un ojo puesto en las fenomenales cintas de Paul Greengrass United 93 o Bloody Sunday, son un buen punto de partida, pero la cámara del español dista mucho del estilo nervioso y atento del británico y se limita a remendar las constantes estilísticas de aquel sin ningún tipo de brillo. No hay elementos políticos en primer plano, cosa que se agradece, pero tampoco ninguna subtrama que añada un interés renovado a un evento que ya está en la memoria colectiva del espectador.

El impersonal punto de vista y el plano guión pasan entonces su factura, sin que la desganada puesta en escena esté ahí para sujetar el invento. El resultado es una película que renuncia a ofrecer un espectáculo respetuoso, que tiene problemas para asumir su naturaleza ficcional y que además no arroja nada nuevo a la palestra. Lo peor de 23-F es que es un filme sin emoción, que se desinfla de la misma manera en la que lo hizo el propio intento golpista y que se alarga en un interminable desenlace en el que apenas el gesto de decepción de un entregadísimo Paco Tous consigue transmitir interés –convirtiéndolo en el personaje más humano de una función descompensada–.

Los actores, bien. Junto a Tous como Tejero, Fernando Cayo tiene el acierto de no imitar al Rey, y en general, el conjunto raya un lo bastante aceptable como para evitar el temible ridículo. No obstante, la sobreabundancia de caras conocidas interpretando a otras caras conocidas afecta a la credibilidad del filme. La factura visual acompaña pero De la Peña nunca encuentra el hilo del que tirar, con lo que la historia se limita a acumular y sintetizar, desdibujando su esencia de la misma y la de los personajes sin pasión ni emoción. En definitiva, otra ocasión perdida.

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