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Prada Phone, siempre nos quedará el lujo

A falta de otras novedades tecnológicas de mayor relumbrón, LG, que es una marca coreana que lo mismo te hace una lavadora de carga superior que un navegador GPS, acaba de anunciar su teléfono más exclusivo: el Prada Phone (o Pradáfono si los fabricantes escogiesen nuestra eufónica y delicada lengua para denominar sus productos). Se trata de un terminal muy aparente, todo en negro y plata, con un teclado deslizante que se esconde detrás de la pantalla y que, por descontado, no tiene tecla asignada a la sacrosanta eñe.

Desde el punto de vista técnico es un smartphone modelo. Lleva de todo y hace de todo. Se conecta a redes HSDPA (previo pago del megabyte a precio de oro a la operadora) y, lo más llamativo, le han incorporado un equipo fotográfico digno de una cámara compacta. 5 megapíxeles, flash, estabilizador de imagen y, según pone en las características, objetivo Schneider-Kreuznach certificado (sic), lo que me ha dado que pensar que quizá existan por ahí lentes Schneider-Kreuznach sin certificar, lo cual no deja de ser preocupante.

Con todo, el Prada Phone no justifica lo que cuesta con camaritas, pantallitas táctiles o acelerómetros sino con la marca de lujo que exhibe bien grande encima de la pantalla. En la escala de deseabilidad esto le sitúa un peldaño por encima de la competencia, es decir, de los Nokia serie N que tanto se ven por ahi. Llevar en un bolso de Prada un teléfono de Prada es el recolmo de la exclusividad y, no digamos ya, sacarlo del bolso y ponerlo encima de la mesa durante la comida para que el resto de la humanidad restaurantil muera de envidia. A estas alturas los teléfonos móviles, por si no se habían dado cuenta, son más un objeto de autoafirmación individual que algo inventado para hacer llamadas (casi siempre).


El Prada es, sin embargo, algo más que un envidiófono. Los ingenieros de LG han creado un sistema dual teléfono-reloj de pulsera que, conectado por Bluetooth, informa al segundo de lo que pasa en el primero. Es decir, que si una, en un error imperdonable, se deja el móvil en el bolso (de Prada) y llaman, automáticamente el móvil se lo dice al reloj y salta una alarmita. Una excusa perfecta para sacar entonces el móvil y fardar de todo a la vez: de bolso, de reloj y de teléfono. Como ven, está todo pensado. 

El problema del lujo es que es no está al alcance de todos los bolsillos. El Pradáfono estará a la venta antes de Navidad por unos 600 euros. Sólo el teléfono, claro. Si lo que quiere es el paquete completo de móvil + reloj tendrá que sumarle otros 300 euretes. Para muchos será un disparate gastarse casi 1.000 euros en un simple móvil, para otros el modo ideal de pulirse la paga extra de diciembre. Ahí lo tienen, baílenlo.

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1 Mienmano, día

Para poderse permitir este Pradáfono se necesita, al menos, haber ganado el premio Planeta con el típico latazo olvidable, ser tertuliano en diez mil sitios distintos, haber sacado un libro sobre órganos sexuales femeninos y un largo desempeño en el codiciado puesto de pelota mayor de Francisco Umbral. ¿Qué menos, para un Pradáfono y un Envidiófono?