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El Valle Inexplicable, o por qué los robots no deben de parecer humanos del todo

Señores,

VALLE inexplicable: FUENTE, WIKIPEDIAEn el año 1970, el robotista japonés Masahiro Mori especuló sobre un fenómeno que había observado de forma generalizada en las personas que tenían contacto con robots de aspecto más o menos humanoide. Mori especuló sobre la existencia de un valle -denominado inexplicable, the uncanny valley- en la simpatía que siente el ser humano hacia la máquina, cuando la máquina se parece bastante pero no del todo al prójimo. Este valle se salva cuando el robot termina por parecerse muchísimo. Siguiendo esta regla, un robot que no se parece mucho a un humano, tiene más posibilidades de ser aceptado en sociedad que un robot que se parezca mucho, hasta el punto de resultar desconcertantemente realista.

Mori es un robotista, y por lo tanto, su misión consiste en crear robots, de ahí que no haya profundizado en exceso en su teoría y muchos aseguren que está un poco pillada por los pelos y no tenga una base científica sólida. No obstante, según han especulado analistas de la teoría de Mori, un robot casi humano, pero no del todo, posee un noséqué o un quéséyo que hace que nos resulte un tanto repulsivo: el ser humano está genéticamente predispuesto a sentir aversión hacia aquel prójimo que parece enfermo o muerto, de ahí que un robot sin aspecto vital o natural nos choque y nos genere cierto grado de malestar. A mi me gustaría añadir que, como primates dormidos que somos, es natural sentir rechazo, por un lado, a lo desconocido: nosotros no sabemos de qué forma debemos relacionarnos con un robot y qué parámetros psicosociales rigen nuestra interacción con él, desconocemos qué motivaciones tiene para hacer lo siguiente que vaya a hacer, no podemos sentir empatía ni adelantarnos a sus acciones, por lo tanto, nos sentiremos necesariamente incómodos en su presencia. Pero, además, debemos recordar que el ser humano es sumamente celoso con su posición en el mundo. La nuestra es, ha sido, y será una visión del Universo antropocéntrica, y es comprensible que, sentir que algo nos arrebata el puesto, es difusamente desagradable.

Como sabrán, el uncanny valley ha sido empleado hasta la extenuación en el cine para provocar repulsión o afiliación en personajes irreales: recuerden a Gollum, a los replicantes, al niño de Artificial Intelligence, a C3PO, a ET, a los gremlims o a Mazinger-Z. No obstante, los próximos años serán decisivos en nuestra forma de relacionarnos en el mundo real con las máquinas o los seres inanimados, y poco a poco se producirá una batalla industrial por jugar con la posición de la máquina en la zona del valle inquietante que más interese ocupar. Por ejemplo, el próximo decenio será sin duda el de los robots de compañía y servicio, en su más extensa acepción. Quizá uno de los más impresionantes sea Actroid, que claramente ha saltado la barrera del uncanny valley y nos resulta abiertamente sexy -no en vano las visten siempre con ropas ajustadas de vinilo-. En cierto modo, ahí están también las Real Doll o su equivalente japonés (NOTA: ambos enlaces son PARA ADULTOS). Con el objeto de saltarse el valle, ambas incluyen movimientos respiratorios del pecho e incluso las ofrecen con un CD para que le susurre guarradas al oído en los momentos de pasión. Pero en ocasiones puede resultar beneficioso juguetear con ese valle. El ejército estadounidense, leo en LD, está probando el BigDog en Afganistán. Hay algo de perturbador en BigDog, uno no sabe bien si está ante un gran insecto, un caballo, tampoco podemos discernir si tiene capacidad de decisión propia, o si sus intenciones son buenas cuando lo vemos caminar con ese desquiciante sonido mecánico. En cualquier caso, el vídeo no me provoca más admiración que repugnancia. BigDog se mueve de tal forma que resulta perturbadoramente vivo. Estoy convencido de que el ejército estadounidense juega con ese efecto a la hora de considerar emplearlo en misiones de guerra. El impacto psicológico de ver avanzar un grupo de robots con movimientos repulsivamente racionales es muy superior a que avancen caballos, que se mueven a base de zanahorias y seguramente son igual de eficaces.

Maquinalmente,

Fabián, su Chico Autómata

Fabián C. Barrio es corredor de rallyes

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comentarios
1 Purczeld, día

Yo siempre me he preguntado por qué de todas las especies del género Homo, que nos dicen que coincidieron hace 200.000 años con nuestros antepasados giñapos, sólo ha sobrevivido a la extinción la nuestra: Sapiens. Mientras que de los monos de entonces todavía quedan ejemplares ahora. Desde un punto de vista evolucionista, la teoría esta del uncanny valley cobra todo el sentido del mundo.

2 Mienmano, día

Hum, el talibán gramático ciborg que tengo puesto sobre el televisor junto al torero y la flamenca (también ciborgs)me está diciendo que el título de este post debería ser "El Valle Inexplicable, o por qué los robots no deben parecer humanos del todo" en vez de "El Valle Inexplicable, o por qué los robots no deben de parecer humanos del todo". "Deber de" indica posibilidad, no obligación. Un saludo.

3 joseygna, día

He ampliado la información sobre BigDog. Podéis pasaros si quereis: http://joseygnacyo.es/blog/?p=55

4 Erbilyos, día

Ahora propongo que pensemos en esto: un tipo de robot tan evolucionado que, además de parecer físicamente humano, tenga completa autonomía y sea capaz de fingir emociones. Un robot que haya sobrepasado el Uncanny Valley. Imaginemos además, que NO sigue las tres leyes de la robótica. Inquietante, ¿verdad? Incluso peligroso. El caso es que ya existe algo parecido, sin ser un robot: me refiero al psicópata. Sin embargo, la dificultad para identificarlos (debido a su enorme parecido aparente con las personas normales) hace que no nos resulten inquietantes cuando los tenemos enfrente; pero, si pudiésemos entrar en su mente carente de empatía, de afectos e inhumanamente egoísta, recularíamos como si estuviésemos ante Vlad Tepes. De todos modos, yo no acabo de ver claro lo del Uncanny Valley, porque el Big Dog, que no parece humano para nada, resulta mucho, pero mucho más repelente e inquietante que las chicas Actroid, y eso que las Actroids no acaban de dar el pego como humanas: parecen más bien muñecas muy sofisticadas, LO QUE SON. Habría que ver, además, hasta dónde llega su capacidad de interacción con los humanos. ¿Qué pasa si le dices algo para lo que no está preparada? Probablemente te salga con un comodín, es decir, una frase preparada para soltarla cuando no sepa de qué carajo estás hablando. Solo son azafatas de feria. Eso sí, debe de ser un rato divertido pasar un rato a solas con una de esas, sobre todo si habla nuestro idioma.