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El gato que adivinó los números de la Lotería de Navidad

Señores,

Hoy haré tres predicciones infalibles.

Hay un hermoso pueblo de pescadores en la costa sur de Galicia llamado Moaña, cuya belleza sólo es equiparable a la singularidad de sus gentes. Como podrán imaginar, la vida en las calles de piedra y musgo de Moaña es muchísimo más sencilla que en una gran ciudad de asfalto y acero. Moaña vive enredada en los caracoles de la melena del mar, pelea con el viento mareiro en desigual batalla, con el sol y la salitre, con la lluvia que cae eternamente sobre el lomo de Galicia, Moaña arrebata al mar mareas de plata de sardinas trémulas y, bajo el cielo gris pálido que cubre las lomas suaves de sus cerros verdes, retumban los ecos de los mugidos lastimeros de las vacas y los tañidos tristes de sus esquilas. En los mercados de Moaña, las cestas panzudas de mimbre rebosan de vida brotada de la tierra: calabazas gigantes, verduras altivas, tomates fragantes, frutas de piel tersa y delicada, huevos de gallina preñados de vida, vinos de sabor ácido, patatas crujientes, quesos de aroma intenso y carnes níveas, músculos rojos y torneados de terneras lechales. Las gentes de Moaña llevan labrada en su piel la perpetua lucha contra los elementos y en su mirada el infinito azul metálico del horizonte del Atlántico.
Uno de estos hombres para a otro por la calle y le pregunta si tiene Internet en casa. Como estamos en noviembre, el vaho de sus alientos se arrebuja a su alrededor y la bruma y las nubes grises del otoño se enredan tercamente en las copas de los pinos y en las antenas de televisión. El aludido le contesta que sí, que su hija tiene Internet, y el primero entonces saca de su chaqueta de gruesa lana azul marino un trocito de papel arrugado, y le cuenta:
- Es que acabo de volver de vacaciones. Estuve en Mallorca. Y desde la ventana del hotel vi como un gato se metía entre dos coches. Pero como amagando, ¿sabes?. El gato amagaba. Así que tuve un presentimiento. bajé corriendo, y apunté las matrículas de los coches. Son estas- y le acerca el papel a su interlocutor-. Necesito saber dónde venden lotería de navidad con esos números.
Se quedaron mirando ambos el papel un rato, sopesando la situación, hablando brevemente del tiempo, y luego se despidieron, y el interpelado aseguró a su interlocutor que su hija adivinaría dónde se venden esos números de la lotería. La muchacha lo consultó aquí.
Cuál no sería la sorpresa de todos al adivinar que, de esos dos números, uno de ellos se está vendiendo en la propia Moaña, en una administración de lotería como cualquier otra, con sus paredes grises tapizadas de posters de calvos en blanco y negro y perritos con gafas de sol, con sus potos al borde de la desintegración senil y el espumillón reciclado de años anteriores colgado alrededor de la caja registradora analógica. Por lo tanto, primera predicción, tengo el placer de anunciarles que, este año, la lotería tocará en Moaña.

El ejemplo del hombre completamente ajeno al universo digital que recurre a Internet para saciar sus necesidades o que se atreve con la tecnología está resultando cada vez menos exótico. Hace ahora dos años, se montó un gran revuelo alrededor de A mis 95 Años, un blog creado por María Amelia, una nonagenaria coruñesa. También constituyó un fenòmeno en Youtube la historia de Geriatric 1927, un viudo de 81 años que, desde sus arrugas y su sofá, cuenta en vídeos cómo vivió dos guerras mundiales. Pero ya apenas nos asombran esas historias, nos da igual que los monjes Shaolin abran una tienda online, que se vendan mariscos o naranjas directamente del productor, o que haya webs dedicadas al punto de cruz o a los burros ibéricos. A lo que quiero llegar es que, pese a la popularización de Internet a un ritmo frenético, cuesta un poco más de lo que debería porque, para acceder a él, todavía hay que hacer frente al muro insalvable de un teclado y un ratón. No obstante, incluso eso se está disolviendo, porque los teclados y los ratones no han sido pensados para ser manejados por los seres humanos, los teclados y los ratones son impedimentos y obstáculos que las máquinas nos ponen porque son incapaces de ir tan rápidas como nosotros, son incapaces de cumplir nuestros deseos a tiempo, y por lo tanto, nos ponen difícil aposta la comunicación con ellas. Se ha hablado mucho de la nevera que detectará cuándo falten CLICK HERE TO FIND OUT MORE!!!yogures y pedirá una nueva remesa por Internet, o la calefacción que se conectará a un feed RSS para ver la predicción meteorológica y actuar en consecuencia. Pero, por ejemplo, el éxito de la consola Wii radica en que no tiene un mando al uso, tiene una especie de hacha de guerra que puedes blandir de forma natural. Y una empresa francesa parece haber empezado con el paso definitivo hacia la internetización de la vida cotidiana. Se trata de Mir:ror, un lector de etiquetas similares a las de los comercios, que puedes pegar a cualquier objeto. Luego, si tienes tiempo -cosa que parece que sobra al internauta medio-, puedes programar acciones en tu ordenador asociadas a la etiqueta. Pongamos un ejemplo: Pegas la etiqueta a mando del garaje. A las siete de la mañana coges el mando porque estás a punto de salir, y lo pasas sobre el lector. En ese mismo momento, se activa en tu pantalla la predicción meteorológica, se abre la imagen en directo de las webcams del departamento de tráfico de tu ciudad, y se te envía un email a tu trabajo que contiene la agenda de hoy. Además, se actualiza tu Twitter con el status: " saliendo hacia la oficina :( ". Y quince minutos después, tu ordenador se apaga, porque se supone que ya has salido de casa. La idea de Mir:ror es bastante revolucionaria porque, si se popularizara, cualquier objeto podría tener una etiqueta. Así, compraríamos libros que, al pasarlos por el lector, abrirían páginas web con información de su autor o con recomendaciones de novelas similares. O bien pasaríamos yogures por el lector y éste nos devolvería su información nutricional. Y una etiqueta en nuestro reloj podría ir encendiendo cosas como la ducha, la cafetera, la calefacción o el coche a nuestro paso. He de reconocer que la idea de que todo esté conectado y la información de todo esté accesible para cualquiera resulta demasiado sugerente como para dejarla escapar. Mi segunda predicción es que, en menos de 10 años, nadie hablará ya de Internet en las calles de piedra y musgo de Moaña, porque Internet será Moaña y Moaña será Internet.

Soñadoramente,

Fabián, su Chico Gurú De Internet Que Hace Predicciones Infalibles A Medio Y Largo Plazo

Fabián C. Barrio es analista de topografías de red complejas y consultor en recuperación de catástrofes informáticas

 

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comentarios
1 Pnyxis, día

Muy bueno, estaría muy bien lo de las etiquetas. Interesante lo del gato y Moaña, da que pensar... ¿acertarás? Permíteme que lo duda, jeje. http://hjoselasso.blogspot.com

2 Mienmano, día

¡Arrepentíos! ¡El Sorteo de Navidad está cerca! Y eso cala en el ánimo general, porque muchos hemos vivido anécdotas relacionadas. El otro día me abordó en plena calle una señora (una forma educada de describir a una maruja) que llevaba un rato observando mis intentos de pillar wifi al aire libre con mis Asus Eee PC. -Oye, tu sabes Internet, ¿verdad? -me preguntó. -Bueno, sí, algo -le respondí, secretamente avergonzado de que mi Asus va con XP y no con Linux, con lo que sé que le doy la espalda al futuro inminente en el que Linux dominará el mundo y las aplicaciones de escritorio. -Mira, ¿en eso se puede comprar un número de lotería, que es que lo he soñado? -Pues es muy posible -le dije- porque muchos despachos de lotería venden a través de Internet, y aunque el número de usted no esté en uno de esos, se puede localizar en qué despacho lo venden, y comprarlo allí en persona. Dígame que número es, y se lo miro ahora mismo. Y ahí murió la conversación, abruptamente, porque ella no quiso decírmelo, prevenida sin duda de que yo intentaría aprovecharme de tal información privilegiada (yo tengo mucha pinta de estar siempre dispuesto a gastarme 20 leuros guiado por los sueños de los demás). Y en el fondo, es una situación que describe perfectamente la visión de las nuevas tecnologías que tiene todo el mundo. A los frikis nos pueden pedir ayuda, consejo y asistencia, gratuitos, conocidos y desconocidos, y nos vemos por todas las casas reinstalando windows y configurando los puertos del emule, a cambio de nada. El fruto de nuestros conocimientos debe beneficiar a todos, pero, en las rarísimas veces en que eso puede ser beneficioso, el fruto de su ignorancia y su superstición les pertenece sólo a ellos, y a los frikis que nos zurzan, siendo, por cierto, la de friki una etiqueta que en su significado actual han acuñado sólo ellos, las marujas, los cuñaos, y, especialmente, los primos que pican en estos timos.

3 Rowen, día

La verdad es que es sensacional todo lo que ha evolucionado la tecnología y esta cosa llamada Internet. Y todo gracias al ayatolá Jomeini y Fidel Castro.