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Diario de Verano: Rajoy teme no poder rectificar

La base de una acción seria a largo plazo para recuperar el Peñón: la inutilización del aeropuerto, instalado ilegalmente en territorio no británico.

Creo que de todas las frases que pueden escucharse a un líder de cierta importancia, por ejemplo a un presidente del Gobierno, la más triste, desmovilizadora, descorazonadora y deprimente es la que ha empleado Rajoy para referirse al conflicto con Gran Bretaña sobre Gibraltar: "Al Gobierno no le gustaría tomar medidas de las luego no pudiera dar marcha atrás".

Si uno se pone a pensar qué medidas pueden ser esas que no admiten marcha atrás, la verdad es que no encuentra ninguna, salvo las claramente militares, por ejemplo la declaración de guerra, el bombardeo de zonas civiles, el envenenamiento de las aguas o lo que, a mi juicio, debería ser la base de una acción seria a largo plazo para recuperar el Peñón: la inutilización del aeropuerto, instalado ilegalmente en territorio no británico.

Pero de todas las mediditas que hasta ahora se han tomado por el lado español, lo único evidente es que son cancelables e incluso reversibles. Ni los controles de entrada, ni la vigilancia aduanera, ni siquiera una mínima severidad fiscal son medidas berroqueñas, capaces de competir en consistencia pétrea con el mismísimo peñón de Gebel-al-Tarik.

Uno no puede presentarse en un conflicto diciendo que lo que le preocupa es no poder retirarse, porque es tanto como confesar que no pretende luchar en serio y que no se le pasa por la cabeza esforzarse para ganar. Para eso, valía más agachar la cabeza desde un principio y asumir la condición de criado con la que Rajoy parece identificarse.

Vamos, que resucita el Cid y vuelve a morirse.

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