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¡Ponga un gran angular en su vida!

Uno de los complementos ideales en el equipo fotográfico de todo viajero es un gran angular extremo, lo que en las viejas y entrañables analógicas era un 18 ó 19 milímetros y en las nuevas digitales SRL está alrededor de los 12 mm.

Sí, ya sé que se trata de objetivos con un coste considerable (aunque ya hay algunos con una calidad - precio excelente como este de Tokina que es el que yo uso) pero tengan por seguro que sus prestaciones están muy por encima de lo que pagará por ellos y que, una vez comprado, será sin duda una de sus ópticas preferidas.

Y es que habitualmente el aficionado no experto tiende a interesarse más por las ópticas largas, tenemos cierta facilidad para impresionarnos con los grandes teles como si el tamaño importase, si me permiten la broma, pero a la hora de la verdad los teles más allá de los 200 milímetros son objetivos que se usan en contadas ocasiones y con resultados no siempre satisfactorios (si bien quizá las nuevas tecnologías de estabilización de la imagen puede que estén mejorando esto, pero todavía no he tenido la suerte de probarlas).

Sin embargo, es en los grandes angulares en donde vamos a encontrar de una forma sencilla resultados fantásticos en dos campos siempre muy relacionados con la fotografía viajera: la arquitectura y los paisajes. En el primero podemos conseguir varias cosas:

- Que por fin nos entre la enorme catedral en la foto sin tener que irnos a un kilómetro de distancia, algo que no siempre es posible: casi siempre hay alguna maligna pared o carretera que nos lo impide.

- Al reducir la distancia entre la cámara y el objeto o edificio a fotografiar eliminamos muchos focos de distracción molesta: menos turistas posando, coches aparcados, farolas, edificios intermedios...

- En muchas ocasiones el uso de un angular extremo provoca ciertas deformaciones en la fotografía: las rectas se curvan, las perspectivas cambian... Es cuestión de gusto personal que esto nos agrade o no, pero a mi siempre me ha encantado porque eso les da a las fotografías una apariencia "más fotográfica", menos realista, que creo que está muy bien. Además, tiene no pocas posibilidades expresivas que con el tiempo irá descubriendo y disfrutando.

Por lo que se refiere a los paisajes veo dos grandes virtudes:

- Expande nuestro punto de vista de una forma espectacular, podemos crear fotos que son similares a las panorámicas y en las que entra toda la sierra, el lago, el pueblo o las nubes que nos acaban de dejar pasmados y que, por fin, podremos mostrar a nuestros amigos tal y como las veíamos.

- Se logran unos cielos espectaculares: dos nubecitas aburridas aquí y allá parecen un amenazador cielo tormentoso a través de nuestro gran angular. Bueno, puede que esté exagerando un poco, pero creanme que al comprimir en una imagen una perspectiva mucho más amplia que la de nuestra visión normal los efectos en el cielo suelen ser muy muy llamativos.

En definitiva, si tienen algo de dinero que invertir en su equipo fotográfico los próximos meses no dejen de valorar la posibilidad de adquirir un gran angular, les garantizo que no se arrepentirán.

Por último, aquí unas pocas imágenes para que vean algunos ejemplos de lo que les comento, las he elegido con algo de prisa y seguro que ustedes mismos han visto ejemplos mejores:

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