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El Nilo: navegar por un mito

Todos los viajes organizados a Egipto incluyen unos días de navegación por el Nilo, nombre mítico cuya mera evocación contiene desde expediciones por abruptas selvas hasta faraónicas bellezas. Sin embargo, impactados por los templos y la historia quizá no le prestamos al viejo río la atención que merece.

Aguas arriba desde Luxor o aguas abajo desde Asuán la travesía será de varios días y tendrá mucho en común: las paradas, el ritmo cansino, los barcos un tanto desvencijados... Yo hice el viaje siguiendo el sentido de la corriente, es decir, empezando en Asuán, y creo que es mejor esa fórmula con la que parece que uno se deslice aun más suavemente sobre las tranquilas aguas.

Además, es allí en Asuán donde se da el tradicional paseo en barca de vela: las faluyas típicas que rodean la Isla Elefantina y se acercan, como furtivas, al viejo Hotel Old Cataract en el que la mismísima Agatha Christie planeaba sus crímenes. Este paseo, tan real y tan falso como casi todo lo que veremos en nuestro viaje, es lo que más en contacto nos pone con el Nilo, incluso podremos tocarlo y navegar con la mano dentro del agua.

Quizá soy un cursi, pero estar en la barca, sentir el ligero viento tensar la vela y tocar el agua me pareció una experiencia inolvidable, y no podía evitar pensar que ese agua llegaba de lo más profundo de África, había saltado por cataratas y atravesado selvas hasta que yo estuviese en contacto con ella. Más aún: todavía le quedaban miles de kilómetros para llegar al mar, y en ellos pasaría junto a templos, pirámides y grandes urbes... esa era, sin duda, un agua viajera.

Al mismo tiempo tenía la sensación, tan presente en todo Egipto, de que esa misma agua (ahora en su ser más estático) había visto a los grandes faraones, a Ramsés, a Seti, a Hapshetshut... y a los emperadores romanos, quizá en ella se habían bañado Julio César y Cleopatra y poco después Marco Antonio y Cleopatra y mucho después otros más "modernos" como Napoleón o Stanley...

El río es el refugio

Más allá de mis pensamientos un tanto cursis, la experiencia del Nilo será, probablemente, lo más placentero de su viaje a Egipto. Por supuesto, las Pirámides, Abu Simbel o Karnak son mucho más impresionantes, pero sólo en el río su cuerpo sentirá el placer de un poco de frescor en mitad del abrasador desierto, de una frágil brisa más fruto del propio avance del barco que del viento.

De niños estudiábamos que el Nilo da vida a Egipto, pero sólo cuando estamos navegando por él nos damos cuenta de lo cierto que es el tópico: fuera del río el paisaje es tan imponente como intransitable, el sol es capaz de machacarnos en unos minutos y el calor no deja que crezcan ni las piedras. En cambio desde el agua vemos siempre un cinturón de exuberante verdor rodeando las orillas, de anchura variable pero permanentemente presente, con campos repletos de frutos e incluso rincones que parecen un poco de esa selva que el río dejó miles de kilómetros atrás.

Por otra parte, el más o menos destartalado barco (consejo importante si van a hacer el viaje: que sea de cinco estrellas) tiene también su propio encanto: tomar el sol, un poco más clemente a bordo; tumbarse en una tumbona en cubierta, contemplando las riberas y tomando una copa; disfrutar de la oscuridad de la noche y del cielo estrellado mientras llegan desde la orilla lejanos cantos de almuecín...

Tienen estos cruceros por el Nilo algo de turismo antiguo que me gusta, un toque de esos viajes de gente rica y desocupada que vemos en los libros y en las películas, cuando viajar era un lujo al alcance de muy pocos y Egipto era un destino exótico y, sobre todo, una puerta a un mundo completamente distinto, que no se había visto antes en los documentales y por el que se transitaba con una mezcla de admiración y desprecio, y también con un cierto fastidio.

En definitiva, si van a Egipto quizá no se lo cuenten a sus amigos pues se sentirán obligados a hablarles de los templos, de las pirámides o del maravilloso rostro de Tutankamon, pero tengan por seguro que ustedes sí recordarán esos días por el mítico Nilo con un secreto y decimonónico placer.

NO SE PIERDAN NUESTRA GALERÍA DE IMÁGENES DEL NILO

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comentarios
1 Goyo, día

Me gusta mucho este blog y su enfoque. La mayoría de webs y revistas de viajes son principalmente un copio y pego de datos históricos y estadísticos que les hace parecer a todos iguales. En cualquier otro sitio al hablar del Nilo nos habrían contado los metros de longitus, la anchura máxima y mínima, etc. Mucho mejor el enfoque que le da Carmelo, insisto.

2 José, día

Muchas gracias por el artículo, es un viaje que espero hacer algún día y la foto del terreno que parece selvático es estupenda. Aprovecho para recomendar dos películas sobre el Nilo: "Muerte en el Nilo", que precisamente recrea una novela de Agatha Christie. Es una buena película y aparecen los monumentos más famosos. "Those People of the Nile" [an-naas wan-niil], de Youssef Chahine, una curiosa coproducción soviético-egipcia de 1968, censurada en su día, sobre la problemática construcción de la presa de Asuán. Ésta podría ser un poco difícil de conseguir; yo la vi hace mucho en el canal Arte en V.O.S. y me encantó.

3 GUILLERMO, día

hola, me ha encantado el articulo, sobre todo por que afortunadamente he podido realizar este viaje (cuatro dias de crucero y tres en el cairo)y me ha traido grandes recuerdos, egipto es impresionante en todos los aspectos, dos problemas para futuros visitantes, el primero es que con todo lo que hay que ver te falta tiempo, ojos, oidos, piernas,camara de fotos de video....etc vamos que no das abasto y el segundo es que cuando regreses estaras deseando volver.un saludo y gracias

4 Desamparados Sánchez Padial, día

Sólo agragar una cosa más al viaje por el Nilo: si se puede, embarcar también en el Lago Nasser. Tanto las maravillas del antiguo reino de los nubios, accesibles desde el lago, como la experiencia del propio viaje: precioso el cielo nocturno, los amaneceres, atardeceres,los profundos silencios ...y la espectacular llegada en barco a la joya de la corona, los templos de Abú Simbel, vistos desde allí, en una bellísima imagen de auténtica postal, imposible de captar desde otro ángulo. Su blog me parece un acierto en la materia. Gracias

5 Turlusifluit, día

Por no hablar de que el Nilo es un río muy sucio por el devenir de tanta motonave o que cuando se llega de noche a la esclusa se acumulan allí casi un centenar que necesitan tener uno de los motores encendidos para proporcionar energía eléctrica al interior de la embarcación. Con ello se logra que las emanaciones de los barcos alcancen tal densidad que el aire de la cubierta se haga irrespirable hasta para un fumador empedernido. Yo fui en una cinco estrellas, pero las manchas en la tapicería de las sillas de la habitación eran más que evidentes, no rellenaban los botecitos del gel a pesar de las más que generosas propinas, y no sé muy bien cómo el guía conocia perfectamente lo que llevaba en mi equipaje. Ventana panorámica. Esto significa que tu camarote tiene una ventana de unos tres metros de ancho y dos de alto que ocupa casi toda la pared exterior de la habitación. Lo que no sirve de mucho cuando el barco está amarrado, ya que los "aparcan" en batería de manera que todo lo que puedes ver desde tu ventana panorámica es otro barco a dos metros escasos. Visitar en invierno cerrado. Cuidado con las cámaras, cuidado con los cambios de dinero, pero sobre todo mucho, muchísimo cuidado con vuestras mujeres o niñas. Saludos.

6 nefer, día

Yo fui de viaje a Egipto y el crucero por el Nilo fueron 7 estupendos días en los que los paisajes ta pasaban por delante. Desierto, palmeras, gente trabajando, ibis, atardeceres, burros, pescadores, ... Yo no vi suciedad, fábricas, miseria,... Bueno, si la vi no la recuerdo, porque estuve en el río que navegaban los faraones, que sirvió de camino a las piedras de las pirámides, que vio nacer a Moisés. Desde que estuve allí hace diez años no pasa un día en que no piense en Egipto.

7 javier, día

he estado tres veces en Egipto, y la descripción de los sentimientos que genera este río y el recorrido por él me parece muy acertada,en cuanto al comentario sobre el cuidado con las cámaras, el cambio, es decir sobre la inseguridad, quizá el comentarista se refiera al peligro que se corre antes de salir de España, ya que allí hay mas policías que habitantes y desde luego el que se arriesgue a robar algo y lo pillen sabe que su madre no lo va a conocer si es que tiene suerte y vuelve a casa. saludos

8 isabel, día

Yo también hice un crucero por el Nilo hace 10 años. Jamás se me ha olvidado la tranquilidad de sus aguas, la belleza que le rodea y la historia que ha conocido. Contemplándolo, te resulta fácil reflexionar sobre lo reciente y lo pasado. Es un magnífico sedante. A mí me deleitó poder tener esta oportunidad de surcarlo y mi máxima ilusión es volver a verlo. No hay mejor recuerdo que el conserva la retina. Gracias Carmelo, me encantaron tus comentarios tan certeros sobre este gran río.

9 Carmelo Jordá, día

Hola a todos, En primer lugar agradeceros vuestros comentarios, la verdad es que da gusto trabajar si luego hay alguien al otro lado que te dice esas cosas sobre tu trabajo. Por lo demás, en cuanto a los barcos de la travesía, ya he incluído en el texto que me parece muy buena idea ir en uno de cinco estrellas, porque incluso en esos la calidad no es comparable a la de un hotel en muchos sentidos, así que no quiero pensar en los más baratos. De todas formas, hay que tener en cuenta que son barcos de río (es decir, más pequeños y por tanto más incómodos) y, al fin y al cabo, en un país pobre, así que no queda mucho que decir. En mi caso, las pequeñas incomodidades valen la pena. En cuanto a la seguridad, mi experiencia en Egipto (y en general en otros países musulmanes, aunque como en todo supongo que habrá excepciones) es que es raro que haya verdaderos problemas de seguridad o robos, aunque sí puede haber molestias de mil tipos distintos y también podéis apostar porque intentarán timaros, pero de ahí a robaros o haceros daño hay un mundo. Tened en cuenta además que suelen ser países con un código penal muy duro y con muy poca libertad. Por si eso no fuera suficiente, en el caso de Egipto las autoridades están muy concienciadas porque saben bien de la importancia del turismo y cualquiera que le haga algo a un turista va a tener serios problemas con la policía, por otro lado abundante como en pocos lugares. Por último, en cuanto a la misera, en Egipto la hay y mucha, por supuesto no está exactamente en los lugares por donde pasamos los turistas y si pasas cerca ya se ocupará el guía de tratar de ocultarla, pero desde luego es un país pobre y en algunas zonas muy pobre (claro que todo esto es para los privilegiados que llegamos de Europa, si lo comparamos con otros de África ya se pone incluso por encima de la media). Lo dicho, que muchas gracias a todos por vuestros amables comentarios y, sobre todo, por participar. Un saludo, Carmelo Jordá

10 Roser, día

Estuve en Egiptó hará unos cinco años. Por encima de los maravillosos templos, las espectaculares pirámides y las mil y una joyas que enriquecen Egipto, me quedo sin lugar a dudas con el crucero que realizamos por el Nilo. Sus apreciaciones, sensaciones y comentarios sobre el Nilo son los mismos que muchísimas personas hemos sentido al viajar por él; y espero, poder volver a sentir algún día. Muchas gracias por hacerme recordar.

11 CARMEN, día

Estuve en Egipto el pasado mes de junio y si una cosa me fascinó fué navegar por el mítico Nilo, disfruté de sus incomparables puestas de sol, por la noche en cubierta mientras navegabamos me sentí feliz contemplando las estrellas, las orillas verdes y fértiles con sus gentes que te miran al pasar es algo maravilloso y paseando al atardecer en una pequeña barca mientras tocaba con las manos sus aguas casi sagradas es una experiencia que recomiendo a todas las personas que tengan la sensibilidad suficiente para poder captar su auténtica mágia, seguro que no les defraudará. He tenido la suerte de navegar y tocar las aguas de tres rios míticos: del Ganges me llevé su espiritualidad, del Amazonas me llevé su espíritu salvaje y del Nilo me he llevado su paz y su mágia inigualable. Carmen

12 yang, día

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