No todo el mundo sabe que muy cerca de Madrid están los llamados Pueblos Negros, que no deben su nombre a que una extensa colonia africana se afincase en las montañas de la Guadalajara, sino a que en estas pequeñas villas podemos encontrar la llamada Arquitectura Negra.

Se trata de una zona pequeña, realmente apartada aunque esté a poco más de 100 km. de la capital, que agrupa a una decena de pueblos y en la que, además, encontraremos una naturaleza hermosa, agreste y virgen, con algunos paisajes realmente espectaculares.

Pero empecemos por el principio, por explicar qué es eso de la Arquitectura Negra que se está convirtiendo incluso en una marca turística: se trata del modo de construir tradicional de la zona, basado en paredes y techumbres de pizarra y piedras oscuras que le hace que los pueblos tengan ese aspecto negro y que ha acabado por ser tan característica como para dar nombre a la zona.

Lo excepcional no es sólo esta arquitectura, que efectivamente resulta muy interesante y a su modo bella, a pesar de ser el fruto de una zona pobre, poco habitada en la que la gente lo último que pensaba era en que el pueblo les quedase bonito sino en aprovechar los escasos recursos a su alcance.

Lo impactante, como digo, es que en esta serie de pueblecitos se ha conservado realmente bien: todavía hoy es difícil encontrar en ellos elementos extraños a esta arquitectura popular, así que forman pequeños conjuntos arquitectónicos valiosos y, entre todos, un destino que vale la pena conocer.

Una excursión de dos o tres días

Para conocer bien los Pueblos Negros lo mejor es que dediquemos a la zona un fin de semana. En un día de viaje apresurado podremos ver lo más importante, pero es preferible tomarnos algo más de tiempo y disfrutarlo de una forma más tranquila, saborearlo bien.

Nuestra ruta puede empezar en un pueblo que no tiene mucho que ver con la arquitectura negra, exceptuando la cercanía física: Cogolludo. Se trata de una pequeña villa que tampoco tendría un interés excepcional de no ser porque en su bonita plaza mayor está el impresionante Palacio de los Duques de Medinaceli, una maravilla renacentista de esas que le hacen a uno preguntarse ¿qué hace esto aquí? Además tiene una magnífica iglesia con un cuadro de Ribera que también merece un visita.

Seguiremos hasta Tamajón, otro pueblo que no forma parte de la arquitectura negra pero que es una de las entradas naturales de la zona. Desde allí tenemos que decidir si encaminarnos por una ruta más centrada en los propios pueblos o en otra en la que tiene mayor protagonismo la naturaleza.

Si nos decantamos por la naturaleza nos encaminaremos a Valverde de los Arroyos, adentrándonos en un paisaje realmente maravilloso, con grandes bosques que van cambiando de especie dominante: veremos encinas, grandes pinares, incluso algún robledal.

La sinuosa y estrecha carretera (es una zona preciosa para conocerla en motocicleta) se va acercando al pico del Ocejón, que con sus 2.049 metros es la mayor altura de la zona y el elemento dominante del paisaje. A estas alturas del año ya lo cubre una importante cantidad de nieve y ofrece un aspecto esplendoroso.

Pasaremos por pueblos bonitos como Almiruete o Palancares, en los que podemos dar un paseo, pero haremos una parada mayor en Valverde de los Arroyos, donde recorreremos las calles del lugar, que es uno de los Pueblos Negros mejor conservados; y, sobre todo, visitaremos la impresionante Chorrera de Despeñalagua, una catarata situada en uno de los rincones más espectaculares del centro de la península, al menos por lo que yo conozco.

Para llegar hasta allí tenemos que hacer una deliciosa excursión a pie atravesando un paisaje idílico, rodeados de montañas ya nevadas. A la izquierda vemos el Ocejón que es una mole impresionante, a la derecha picos más bajos pero ya blancos también. Mientras andamos escuchando un pequeño riachuelo que corre paralelo al camino buena parte del trayecto, cruzamos zonas con impresionantes castaños, con robles o de un tupido bosque bajo.

El camino es estrecho pero relativamente cómodo: no hay grandes dificultades y, aunque vamos subiendo casi todo el trayecto, la pendiente también es razonable. Al llegar al final nos encontramos un impresionante circo rocoso por el que el agua se despeña desde más de ochenta metros de altura en una cascada que pese a no tener un grandísimo caudal, es de las más hermosas que yo he visto en España.

Por los pueblos

Una vez cumplida la excursión a pie tenemos que volver a Valverde, subir al coche y desandar parte del camino hasta llegar de nuevo el desvío que cogimos poco después de salir de Tamajón y tomar, en esta ocasión, la carretera que va hasta Majaelrayo.

La vía nos llevará por un paisaje algo más suave que el que vimos en el camino a Valverde, pero también disfrutaremos de la imponente presencia del Ocejón, que hemos rodeado y que ahora vemos por su otra cara.

Atravesamos pueblos con muchísimo encanto como Campillejo, El Espinar o Robleluengo, muy pequeños, bastante bien conservados y construidos por completo con esa arquitectura negra tan peculiar y tan fotogénica.

Parada obligada es Campillo de Ranas, un pueblecito precioso que se está situando como un destino turístico un tanto peculiar, especializado en bodas "como Las Vegas" me decía una amiga con una comparación un tanto sorprendente. El caso es que hay muchas celebraciones de casamientos gays, lo que ha valido al pueblo incluso aparecer en suplemento de viajes del New York Times.

Siguiendo por la carretera llegamos a Majaelrayo (en esta zona no será por falta de sonoridad en los nombres) que es otro de los grandes referentes de los Pueblos Negros. Es quizá un poco más grande que Campillo pero sigue siendo muy pequeño y destaca tanto por su Arquitectura Negra excelentemente conservada como por las vistas sobre el Ocejón de las que se disfruta en casi todo el pequeño casco urbano.

Aunque parezca una frivolidad, en Majaelrayo están bien puestas hasta las ruinas. Me explico: aunque el estado de conservación del pueblo es muy bueno también tenemos, como puestas a propósito, algunas casas semiderruidas y unos pocos muros medio caídos que pueden hacer las delicias de los aficionados a la fotógrafía (uno mismo disfrutó de lo lindo como pueden ver en nuestra galería de fotos).

Además, Majaelrayo está muy cerca del hayedo de la Tejera Negra, que puede ser un excelente complemento a nuestro fin de semana en la zona, aunque ya no es exactamente parte de los Pueblos Negros.

Sí que está dentro de la zona otro lugar que vale la pena visitar aunque tenga menos fama: el embalse de El Vado, que crea un paisaje realmente impresionante del que normalmente se puede disfrutar casi en soledad, ya que como las carreteras para llegar son casi criminales no suele haber gente que nos distraiga de la soledad y la belleza de la naturaleza.

Y NO SE PIERDAN NUESTRA GALERÍA DE FOTOS DE LA ARQUITECTURA NEGRA