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Vettel también gana en casa

Después del abandono de Sebastian Vettel en Silverstone cabía la esperanza de que el piloto alemán entrara en una mala racha y más teniendo en cuenta que el Gran Premio que se avecinaba, el de Alemania, nunca había visto a Vettel proclamarse vencedor. Pero más allá de los deseos y las esperanzas, lo cierto es que el vigente campeón del Mundo ha roto en Nürburgring su maleficio y ha firmado una de sus mejores carreras en lo que llevamos de año. Desde la salida en la que sólo necesitó unos metros para adelantar al hombre de la pole, Lewis Hamilton, hasta el final en que tuvo que defenderse de la maquinaria Lotus, Vettel estuvo perfecto.

Será muy difícil batir esta temporada a este piloto y a este equipo, que cuando comete errores parece tocarle sólo a su segundo piloto de a bordo Mark Webber. Una vez más el australiano vio como un error, una negligencia de uno de los mecánicos que tienen que encajar la rueda en las paradas, le hacia perder todas sus opciones a la victoria y al podio, y todo cuando lideraba el gran premio. Un error que pudo terminar en tragedia ya que la rueda salió disparada en el mismo momento en el que Webber emprendió la marcha e impacto contra un cámara de televisión, que afortunadamente se encuentra en buen estado. Me cuesta creer que existiera algún tipo de intencionalidad en ese retraso en el cambio y posterior fallo, pero ya son tantos errores acumulados que siempre apuntan a la misma dirección que es fácil pensar mal del equipo de la bebida energética.

Mejor les fue al equipo Lotus que ante el buen rendimiento de su coche en Alemania pusieron toda la carne en el asador para intentar batir al líder. Primero lo intentó Grosjean en pista y luego Raikkonen con una estrategia distinta, pero ni uno ni otro pudieron con el alemán, aunque sí fueron capaces de colocar a sus dos hombres en el podio. Lejos de la batalla, como si fuera un espectador de esta lucha, Fernando Alonso, que ya puede estar contento con la cuarta posición que le permite salvar los muebles en un Gran Premio en el que Ferrari no tuvo ritmo y sí muchos problemas.

Ya en la primera sesión de libres Fernando no pudo salir a pista tras parársele el coche y, después en clasificación tampoco pudieron luchar por las primeras posiciones, algo que se está convirtiendo en un problema casi crónico para el equipo italiano. En carrera el piloto y el equipo confiaron en una nueva remontada desde la octava posición, su aliado una estrategia distinta a dos paradas. Si bien al final el devenir de la carrera obligó a tener que pasar por el pit en hasta tres ocasiones, lo cierto es que aunque la estrategia hubiera salido a la perfección tampoco habría dado más réditos de los obtenidos.

Así las cosas, Fernando conserva la segunda posición en la clasificación del Mundial, pero las dudas se acumulan en el garaje del cavallino rampante. Sólo queda un Gran Premio, el de Hungría, antes del parón veraniego y el objetivo debería ser ganarle a Red Bull, a Vettel, para dar la impresión de que se puede optar al campeonato y que Ferrari tiene capacidad de maniobra y reacción. La verdad es que me cuesta creer en esto último que escribo. Lo digo por el ritmo de Ferrari, pero también por sus misteriosos parones en pista como el que sufrió Felipe Massa que le obligó a abandonar la carrera.

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