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Valentino Rossi, el rey de la pasta

… de la que se come y de la que da de comer. El piloto italiano ha sabido rentabilizar su palmarés y su extraordinaria carrera de tal manera que su imagen valga casi más que su trabajo en Yamaha. Está claro que donde se juega el pellejo es encima de su M1, pero no es su pasión la que más dinero le deja en el bolsillo. El año pasado cuando Rossi negoció la renovación con Yamaha acordó un contrato con la fábrica japonesa de 20 millones de euros repartidos en dos años. Una cifra que está por debajo de los 12 millones por año que cobra Mar Márquez en Honda y los 15 que firmó Lorenzo con su nuevo equipo, Ducati. El piloto mallorquín es el que más cobra de la parrilla de MotoGP, y es que marcharse de Yamaha e irse a Ducati necesita de buenos alicientes económicos, ya que de momento la Desmosedici no está para disputar el Mundial.

Pero Valentino además de un grandísimo piloto es toda una personalidad que ha conseguido sacar de sí mismo una marca propia que le reporta la mayor parte de sus ingresos. El piloto italiano ostenta la marca VR46 de la que obtiene unos beneficios de 15 millones de euros anuales. Si a esto le sumamos sus honorarios en Yamaha hace un total de 25 millones de euros. Cifra récord respecto a Marc Márquez y a Jorge Lorenzo que a penas pasan de los 5 millones de euros en publicidad y se quedan con unos ingresos globales anuales de 20 millones de euros.

Pero estarán conmigo en que los honorarios no te hacen tener ventaja en la parrilla, si fuera así Fernando Alonso sería campeón del Mundo antes incluso de que se disputara una suela prueba, y ya sabemos como están las cosas en McLaren. Pero las cifras demuestran que Valentino ha sabido hacer de su brillantez en la pista un brillante negocio, digno y merecido porque el que se juega la vida en cada entrenamiento y en cada carrera es él y porque pudiéndose retirar con toda la gloria sigue en el candelero peleando como un más, pero pudiendo ser el manager, por edad, de todos los que ahora se disputan las carreras con él.

Eso vale, y vale mucho aunque no haya una tasación exacta de lo que el italiano está demostrando una vez más. Eso se llama pasión y mucha, mucha calidad. Será difícil que vuelva a haber otro igual.

 

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