Fernando Alonso contaba para la primera prueba del WEC en Spa con todo a su favor, un buen equipo y, sobre todo, un coche competitivo, pero todavía había muchos que o bien creían que la supuesta mala fortuna del asturiano le llevarían a la grava, o que si ganaba sería porque no había competencia digna. Ni una, ni otra cosa ha ocurrido. Sí, Fernando, ya era hora, tenía uno de los mejores coches, favorito para la victoria. Pero el último relevo de Alonso con los problemas en pista, tras varios accidentes, que le obligaron a defender la primera posición frente al veterano Mike Conway, piloto también de Toyota, ha dejado claro la calidad y la ambición de Fernando Alonso.

La victoria de este sábado en Spa es sin duda un respiro para el piloto español y un regalo para la afición que tanto ha sufrido, hemos sufrido, viendo a Alonso demasiado atrás. Espero que esta alegría, esta victoria, que no ha estado exenta de dificultades después de los problemas con el segundo cambio de piloto, devuelva la confianza de gran parte de la afición en el asturiano. Alonso ha ganado y lo ha hecho rompiendo con el San Benito de mala suerte que le habían colgado muchos. Ha ganado luchando en pista, superando los problemas en el garaje y sin cometer errores de pilotaje. Él y sus compañeros, claro. Kazuki Nakajima y Sebastien Buemi han acompañado a Alonso a la perfección y han conseguido devolverle a lo más alto del podio, algo que no ocurría desde hacía cinco años. ¡Cinco años! Una eternidad.

Para los que piensan que el piloto español ha ganado en una categoría inferior a la de la Fórmula 1 y que Alonso ya sólo puede aspirar a este tipo de competiciones, creo que se equivocan. Ha ganado, y lo ha hecho un piloto español haciendo algo que ningún piloto en la era moderna de F1 ha hecho, compatibilizar la F1 con el Mundial de Resistencia. Y aunque reconozco que puede hacerlo porque su exigencia en la Fórmula 1 no es máxima, eso no debería restar mérito a un piloto que lo único que ha demostrado es su pasión por las competiciones de motor y su increíble versatilidad.

¡Enhorabuena Fernando!