No basta, Ron (Dennis), decir que te has equivocado y asegurar, dos semanas después del accidente, que ni fue el viento el que causó el siniestro de Fernando Alonso en Montmeló, y que sí, es verdad, que el asturiano sufrió una conmoción cerebral. La hipótesis del viento es algo que, por otro lado, ya descartamos los periodistas, que en su momento ya dijimos que la ocultación de información sólo generaría rumores e intrigas. Y es lo que ha sucedido.

Que si Fernando sufrió un desvanecimiento antes del accidente, que si el desmayo lo produjo una descarga del coche, que si perdió los frenos... un sinfín de hipótesis que se habrían frenado si McLaren hubiera dicho la verdad desde el primer minuto. Pero sigamos con las conjeturas. ¿Y si la escudería de Woking no puede decir la verdad? ¿Y si el accidente de Fernando lo produjo un problema en el coche lo suficientemente grave como para comprometer la seguridad del monoplaza y su presencia en la parrilla del Mundial?

No sé si algún día sabremos realmente qué ocurrió, pero lo cierto es que la FIA no ceja en su empeño de conocer la verdad. Para ello, los comisarios siguen hablando y cruzando datos, los que les dan desde McLaren y los que están aportando los propios médicos de la Federación Internacional. Los comisarios no se han puesto fecha para concluir su informe y muchos dudamos de que éste pueda aportar algo de luz. Incluso podría añadir más confusión a uno de los accidentes más polémicos de los últimos años.