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La Fórmula 1 priva de la Triple Corona a Fernando Alonso

Nuevo fracaso de Fernando en su intento de ganar las 500 millas de Indianápolis. Y puede que sea el último.

Por lo menos de momento. Después de que este domingo el asturiano naufragara en un nuevo intento de ganar las 500 Millas de Indianápolis y conseguir así el único premio que le falta para la Triple Corona, compuesta del GP de Mónaco en la F1, las 24 horas de Le Mans y las 500 Millas, Fernando Alonso tendrá que esperar varios años para volver a intentarlo. Su regreso a la Fórmula 1, la próxima temporada de la mano de la escudería Renault, deja sin opciones a Alonso que deberá dedicarse en exclusiva a desarrollar el proyecto de la escudería francesa.

Ni 500 Millas, ni Mundial de Resistencia, ni tampoco el Dakar, el mundo de la F1, y más con el inminente cambio de normativa deportiva y técnica prevista para el 2022, requieren de los servicios del asturiano al 100 por 100, y además no creo que Renault esté dispuesto a que su principal activo se la juegue en otras categorías por mero capricho de su piloto. Así que la de ayer, era una de las últimas balas del asturiano y el disparo no tocó, ni siquiera rozó la diana. Primero la posición en parrilla no le favorecía, salir en el puesto 26, con tanto gallo y tanto piloto experimentado en esta modalidad exigía de Alonso casi un milagro y después, y de nuevo, la falta de potencia en el coche y los problemas mecánicos hicieron que se esfumara cualquier opción posible.

El trago de leche se le resiste a Fernando en una categoría, la Indy, que requiere del piloto, al mismo tiempo, talento y temeridad, para afrontar los muros y las velocidades de infarto con las ruedas de los demás soplándote el cogote. Muchos medios hablan de decepción, de desilusión, y la verdad no es para tanto, nunca estuvo claro que Alonso pudiera ganar, sobre todo por el coche. Enseguida, la mayoría de las veces por desconocimiento, aportamos a nuestros deportistas la capacidad de ganar, lo vemos hasta fácil que lo hagan. Eso habla mucho de la confianza que tenemos en ellos, en su potencial. El problema es que cuando hemos proyectado tanto las expectativas la vuelta a la realidad suele doler, de ahí que se hable de decepción, o fracaso. No del fracaso de nuestra apuesta sino del fracaso del deportista al que tanta confianza conferimos al inicio. Y no se crean, no aprendemos, cuántos habrán que el año que viene darán a Alonso como ganador de la F1, y eso no va a ocurrir tal y como está Renault.

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