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Ferrari naufraga, Hamilton gana y Sainz brilla

Casi nadie contaba con los Mercedes para ganar en Marina Bay, pero entonces llegó la lluvia y la salida hizo el resto. A las estrellas plateadas sólo les quedaba esperar a que los de arriba se pegaran por encabezar la carrera tras la primera curva y efectivamente eso es lo que pasó, pero de tal modo que ni Vettel, que había hecho el día anterior la vuelta perfecta que le valió la pole, ni Raikkonen, que se vio con posibles nada más arrancar, pudieron evitar un choque a tres con Verstappen que dejó la carrera y la consolidación del liderato en bandeja a Hamilton.

Esta de Marina Bay era posiblemente la única pista de la gira asiática donde Ferrari podía arrebatar más puntos a Mercedes, ahora no sólo no han recortado sino que han perdido, sobre todo en el caso de Vettel, 25 puntos sobre el que es hoy más líder que nunca, Lewis Hamilton. No era extraño ver al piloto inglés bailar en el podio siendo consciente del valor que tiene esta victoria para el campeonato. Y ya van dos veces consecutivas que Hamilton gana en las narices de los del Cavallino Rampante. La primera hace quince días en Monza, en Italia, donde Hamilton ganó y arrebató el liderazgo de la general a Vettel en la propia casa de Ferrari, y la segunda este domingo donde los coches rojos partían como favoritos y Mercedes incluso tenía peor ritmo que Red Bull, pero al final fueron ellos quienes vieron primero la bandera a cuadros. Malasia y Japón podrían poner la puntilla a un campeonato que se esperaba más apretado pero que tras este gran premio, si no hay graves fallos en Mercedes, podría quedar sentenciado.

Con Ferrari y uno de los Red Bull fuera de carrera las posibilidades de subir posiciones fue toda una realidad para pilotos como Hulkenberg y el propio Fernando Alonso que de no haber sido golpeado por Verstappen podría haber subido al podio sin muchos problemas, ya hubiera sido paradójico que lo hiciera en el fin de semana que McLaren ha firmado su ruptura con Honda. El piloto asturiano protagonizó de nuevo una salida estratosférica que le colocó en tercera posición al paso de la primera curva, la misma donde terminaron sus opciones tras el impacto con el Red Bull de Verstappen.

Mejor, mucho mejor le fueron las cosas a Sainz que estuvo muy cerca, más cerca que nunca de subir por primera vez al podio de la F1. Sus gritos al cruzar la bandera a cuadros en cuarto lugar demostraban el valor, el esfuerzo que hay detrás de una posición conseguida con un coche sin potencia y poco más. Puede que haya sido esta, la de Singapore, la última carrera de Sainz en un Toro Rosso y si es así, la cuarta plaza habrá sido un reconocimiento por todo lo que ha luchado el piloto madrileño y que le consolida como un piloto de referencia, fiable, rápido, racional dentro de la compleja parrilla de la Fórmula 1. Un fin de semana único para Sainz, en el que creo no equivocarme al afirmar que ya nada volverá a ser igual para Carlos. Ha olido el podio, correrá como piloto oficial de un motorista y está en boca de todo el paddock. Es su momento si quiere algún día pisar, no sólo el podio, sino el peldaño de la victoria.

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