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El regreso de Lorenzo

Abrazos, gritos de campeón, muchas sonrisas y alguna que otra cobra. Así es como ha celebrado Jorge Lorenzo su segunda victoria de la temporada en el circuito de Mugello, tras dos grandes premios deslucidos para el mallorquín de los que se ha desquitado con tenacidad en carrera. Cuánto de importante ha sido esta victoria para el actual campeón del Mundo, se vio en cómo lo celebró. Su equipo, la afición y sus invitados al box, entre los que se encontraba el archienemigo de Valentino Rossi, Max Biaggi, retrataron a la perfección los sentimientos contenidos que habían dejado los grandes premios de España, en Jerez, y de Francia, en Le Mans.

Para Lorenzo volver a ganar es volver a estar donde empezó en Qatar, en el primer peldaño del podio. Y así se sentía, o por lo menos así lo manifestó antes de la carrera el propio Jorge, más fuerte que nunca. Ganar a Dani Pedrosa, el Dani más fuerte de los últimos años, y superar también al novato rebelde, Marc Márquez, le ha sabido a gloria y lo ha sentido como un golpe de autoridad. Pese a ello, el líder del Mundial sigue siendo Pedrosa, que no pudo luchar por la victoria por un desgaste excesivo de su neumático delantero que le obligó a bajar el ritmo. Aun así, logró una más que meritoria segunda posición que le mantiene primero de la clasificación.

Y todo, gracias también al fallo de un Marc Márquez que se encontró por fin con el cero. A pesar de que el leridano ya estaba advertido y magullado tras la impresionante caída del viernes, su ansia por ganar y por estar delante pudieron con sus neumáticos. Aquí Dani le dio una lección de experiencia de cómo gestionar una carrera de MotoGP, aunque es cierto también que si uno no arriesga no puede ganar los títulos mundiales. Y es que Marc tiró pese a tener problemas similares a los de Pedrosa con las gomas, lo que le hizo perder el control de su moto y terminar por los suelos a sólo tres vueltas para el final.

El que también terminó en la puzolana, fuera de todo pronóstico, fue el rey de Mugello, el ganador en este circuito nueve veces, y el que debía reencontrarse con la victoria frente a los suyos. Sí, Valentino Rossi no duró ni cuatro curvas y en la primera chicane se encontró con la moto de Álvaro Bautista, y Álvaro se encontró con la de Rossi y los dos se fueron al suelo. El Gran Premio de Italia se quedó sin héroe y sin el retorno del mejor de todos los tiempos. El regreso de Valentino se desinfla y sus opciones al título se desvanecen. Una pena ver en estas circunstancias a Rossi, ya que muchos esperábamos más de él, incluso muchos más deseaban que ganara un Mundial más, al menos uno antes de su retirada final.

En cuanto al resto de categoría, hay pocos cambios. Moto3 sigue siendo coto privado de los españoles que volvieron a copar las tres primeras plazas. La victoria se la llevó un Salom cada día menos impulsivo y más racional, porque supo esperar su momento en una carrera en grupo que él midió con cabeza. Rins y Viñales completaron el pleno de banderas españolas el podio. Y en la categoría intermedia, la que parece que se está vendiendo más cara para los nuestros, Nico Terol fue segundo y se consolida en una categoría que empieza a tener acento inglés debido al dominio de Scott Redding.

Aunque no estuvo en el podio, Pol Espargaró se merece una especial mención. Salía desde atrás y remontó hasta rozar el podio. Sin duda, una cuarta posición que casi le supo a victoria.

Quinta carrera de la temporada y los nuestros siguen luchando por todos y contra todos. La próxima batalla se disputará en Montmeló en sólo quince días.

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