Ni Márquez, ni Rossi, ni Lorenzo, Dani Pedrosa ha ganado el Gran Premio de San Marino de una manera incontestable. Hacía mucho tiempo que no veíamos al piloto de Castellar del Vallés pilotar la moto en lugar de que la moto le llevará a él. Rápido, agresivo y constante, vamos, como nunca. Después de un arranque de temporada muy flojo y con muchas dudas, pese a su renovación por Honda por dos temporadas, Dani Pedrosa ha sorprendido a los tres fantásticos que se han tenido que conformar con ver cómo les pasaba y se iba de su aspiración. Daba gusto verle trazar las curvas, sobre todo las más rápidas, y sorprendía la agresividad y contundencia de sus adelantamientos. Victoria merecida y que favorece a su compañero de equipo Marc Márquez que se quedó fuera del podio pero mantiene la distancias con Rossi y Lorenzo en la general de pilotos.

Dicho esto, quien siga un poco las carreras sabe que Pedrosa es un piloto irregular que va cuando va la moto, cuando todo está en su sitio y por regla general le cuesta un poco más que al resto adaptarse a los cambios o los imprevistos. Si esto ha cambiado y estamos ante un nuevo Pedrosa que ha llegado para quedarse estaremos de enhorabuena al recuperar a un talento nato y ampliar la terna de candidatos al título.

Sin duda estamos viviendo uno de los campeonatos más interesantes y apretados de los últimos años, no en la general pero sí carrera a carrera. En las últimos ocho grandes premios ha habido ocho ganadores distintos. La lluvia, los nuevos neumáticos y la centralita única han metido en la batalla por el podio a más pilotos y más marcas, lo que da valor a las carreras y la victoria. Pese a todo los de arriba siguen siendo los mismos, por calidad propia, por supuesto, y Márquez se está mordiendo los puños para asegurar un Mundial donde lo más importante no es la victoria sino la regularidad.