Los primeros compases de la temporada de Fórmula 1 han empezado a entonarse en el circuito valenciano de Ricardo Tormo. Tres jornadas de entrenamientos intensivos que nos han permitido ver la cara y la cruz de los nuevos monoplazas, incluido el F150.

No me puedo resistir a no empezar por este último, tanto para lo bueno como para lo malo. Lo primero, lo bueno, protagonizado por el bicampeón del mundo Fernando Alonso, que llevó al límite a la nueva máquina de Maranello probando todo lo probable y apurando cada segundo de las jornadas de pruebas. Tanto, que ha sido el piloto que más vueltas ha dado al trazado valenciano.

Pero antes de analizar las conclusiones de tanta prueba y tanta parafina en los alerones, debo anotar mi sorpresa ante lo ocurrido en la tercera y última jornada de entrenamientos, donde Felipe Massa sólo tardó 12 vueltas en romper el propulsor del Ferrari. Ya conocía la habilidad del piloto brasileño en otros lares, como el asfalto mojado, pero ignoraba la capacidad del compañero de Fernando de poner el propulsor del monoplaza más rojo que el color que viste Ferrari.

Casualidad o no, y dejando a un lado la ironía, la imagen final dada por el equipo italiano después de rodar centenares de vueltas sin que el bólido diera ni un sólo problema, al menos visible,  se ha resentido, aunque es demasiado pronto para hablar de la fiabilidad  de los nuevos diseños.

Pocas han sido las máquinas que durante las pruebas en Cheste no han dado algún problema o han tenido que ser remolcadas en grúa hasta el garaje. En cuanto a las verdaderas pruebas, las hechas por el piloto asturiano el martes y el miércoles, todavía es pronto para sacar conclusiones, sobre todo de puertas para fuera.

Según hemos podido saber de boca del propio Fernando Alonso los cambios más drásticos vendrán por los neumáticos. Parece lógico el razonamiento que hacía el asturiano, el alerón móvil estará presente en todos los monoplazas, pero no todos los coches desgastarán y sacarán el mismo rendimiento a las gomas.

Por esa razón, el equipo se centró en probar distintos reglajes para optimizar el uso de los neumáticos y ver el desgaste en cada uno de ellos. En principio deberíamos estar tranquilos, el F150 ha estado a la altura de las expectativas luchando desde el principio con la última creación de la escudería austriaca Red Bull que ha dejado claro que sus últimos diseños no han sido una casualidad y que el RB7 sigue la estela de sus antecesores. Su piloto estrella, el vigente campeón del mundo, el alemán Sebastian Vettel, que como a cualquier piloto no le gusta perder ni a las chapas, ha luchado por el mejor tiempo desde el primer giro y ha dejado claro que su campeonato no fue una cuestión de azar. Estar por ver si el germano puede con la presión de los campeones y deja a un lado la inmadurez y el nerviosismo que a veces le han hecho cometer algún que otro error en carrera.

Lo único seguro es que la pelea será total, y eso que todavía no hemos visto a los dos pilotos ingleses de McLaren, Jenson Button y Lewis Hamilton, con el nuevo coche y que el siempre esperado Mercedes GP ha estado casi más tiempo parado que al máximo de revoluciones. Otros invitados a la fiesta serán sin duda los dos Lotus Renault, aunque si tuviera que apostar sólo dejaría en manos del polaco Robert Kubica algo de mi dinero.

Por último, reseñar el esfuerzo de la escudería española Hispania Racing  que un año más sobrevive en este difícil mundo de la Fórmula 1. Sólo podemos desearles la mejor de las suertes al equipo y al piloto indioKarthikeyan que esperemos tenga más suerte y acierto que la última vez que jugó a ser piloto de Fórmula1.