Ahora sí, el McLaren- Honda parece ir por el camino correcto. A su llegada a Hungría Fernando Alonso se desmarcó asegurando que el próximo año el equipo anglo japonés estaría luchando por el Mundial junto a los Mercedes, y la verdad es que si siguen con las mejoras reales que hemos visto en los dos últimos grandes premios no es un disparate pensar tal cosa.

Es verdad que Jenson Button no pudo terminar la carrera, debido a una fuga de aceite, pero el rendimiento de los dos monoplazas en la clasificación y el aceptable ritmo de carrera hace pensar que las cosas empiezan a funcionar. Si a eso le unimos que este fin de semana hemos visto al mejor Fernando Alonso de los últimos años la séptima posición es algo más que lo que a priori parece ser.

No pasar de la Q1 los sábados y luchar por acercarse a los puntos parece ser ya algo del pasado. La Q3 es una realidad y los puntos han empezado a engrosas los casilleros de los dos pilotos de Honda. Sólo espero que no haya sido un espejismo más y esa el principio de una bonita historia. Aunque de momento el pero más grandes sigue siendo la fiabilidad de la electrónica del coche, y da igual lo que corra el coche si no cruza la línea de meta.

No quiero con este optimismo lanzar las campanas al vuelo porque Mercedes sigue siendo un territorio muy lejano de conquistar. Ni el avance de los Red Bull, ni la rivalidad profesional y personal entre Hamilton y Rosberg parece hacer flaquear al equipo alemán. Tienen más que atado el Mundial y sólo les queda por decidir quién de sus dos pilotos se llevará el título. Sigo pensando que Rosberg no es rival para Hamilton pero el piloto alemán está muy protegido por todos, por los comisarios y por el propio equipo que le ha renovado dos años más. Queda un gran premio más antes de que la F1 se vaya de vacaciones y el destino sonríe a Rosberg que rodará en casa.