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¡Adiós Honda, adiós!

Posiblemente la de este domingo haya sido la despedida más dura de Fernando Alonso en toda su carrera deportiva. Podríamos decir que para el asturiano reeditar la combinación entre McLaren y el motorista japonés era todo un sueño, pero el sueño se volvió en muy poco tiempo en pesadilla. No hace falta recordar que los primeros entrenamientos del equipo en Montmeló, en la primera temporada, comenzaron con un fallo en el coche que provocó uno de los accidentes más graves de Fernando, tanto que le llevó por primera vez en su carrera a no estar en la parrilla del primer gran premio de la temporada, el Gp de Australia.

El proyecto McLaren- Honda nació con la intención de convertirse en el mejor, con la intención de superar nos solo a Ferrari sino también a Mercedes. Pero como ya conocemos todos, el proyecto naufragó y terminó con la pérdida de confianza entre ambos, primero, y con la rotura del contrato, después. Las continúas promesas de mejora incumplidas llegaron a convertirse en mofa en la redes sociales y en decepción en el seno del equipo y en el propio Fernando Alonso. Ahora, tres años después de que comenzara todo, sólo queda olvidar y aprender de los errores. El problema es que el tiempo es oro y el asturiano se ha dejado por el camino toda una fortuna.

La meta no era baladí, repetir los éxitos con los que Ayrton Senna hizo de este binomio un binomio ganador. Dar sentido a ese kart con los colores de Honda y McLaren con el que Alonso comenzó de niño a sentir la velocidad y que ocupa un lugar principal en el museo en el que asturiano tiene en su tierra natal. ¡Qué bonito hubiera sido!

Al igual que le ocurriera a Valentino Rossi con Ducati, Fernando no pudo con un reto de nota que se encontró con un compañero de pupitre algo prepotente, Honda. ¡Quién le iba a decir a Honda cómo hacer un motor potente, un motor ganador, con su experiencia! Y sí el motor era potente, y ya. La electrónica nunca fue bien del todo y capó la potencia que albergaba el propulsor japonés, y es más, fue el germen de todos los problemas de fiabilidad. Tres años en los que, la verdad, me hubiera gustado ver a Fernando Alonso más crítico con su equipo lo que hubiera ayudado a precipitar la mejora, que aunque insuficiente, hemos visto este año. Ahora de nada sirve lamentarse y hablar de lo que hubiera cambiado las cosas, ahora sólo vale cerrar una época e intentar comenzar otra, que esperemos sea más acertada. Fácil no será pero esa es otra historia que contar.

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