A falta de cuatro carreras para que finalice el Mundial de Motociclismo se puede decir que, salvo catástrofe, Casey Stoner se convertirá en el último campeón de la era de los 800cc y conseguirá su segunda corona en la categoría reina. El australiano no ha tenido piedad en el circuito de Motorland donde, al igual que hizo el año pasado pero con la Ducati, ha conseguido la victoria por delante de su compañero de equipo, el español Dani Pedrosa, y de su hasta hora mayor enemigo Jorge Lorenzo, que sólo pudo ser tercero y con muchas dificultades.

El mallorquín, todavía vigente campeón, no pudo remontar en carrera un fin de semana donde la Yamaha no terminó de adaptarse al trazado aragonés y sufrió más de la cuenta. Un problema de agarre con los neumáticos privó a Lorenzo de luchar con Stoner por la victoria y se tuvo que conformar con pelear con su compañero de equipo por subir al podio.

Las esperanzas alentadas durante el último Gran Premio en Italia, donde Jorge consiguió la primera posición frente a la tercera plaza de Stoner, se han esfumado en Aragón y no parece que ni en Japón, territorio Honda, y menos aún en Australia, territorio Stoner, vayamos a ver un guión distinto al visto hasta ahora, es decir, superioridad de las motos del ala dorada.

Lo que esperamos ver en las próximas pruebas es un poco más de emoción que en Motorland, donde la carrera se podría calificar de auténtico sopor. Sólo la primera vuelta ha tenido algo de chicha porque una vez Stoner se colocó en primera posición a penas vimos adelantamientos y las posiciones quedaron bastante estabilizadas desde el principio.

Emoción es, por tanto, lo que nos queda por vivir en Moto GP. Tampoco es que la segunda y posiblemente tercera plaza en la general de Lorenzo y Pedrosa, respectivamente, sean un fracaso. El campeonato en la máxima categoría no se vende barato, ya que prácticamente todos los pilotos que forman la parrilla han sido campeones del mundo en alguna categoría y tres de ellos, Stoner, Lorenzo y Rossi lo han sido de la categoría reina.

Una lástima porque este año se podía soñar de nuevo con un triplete de títulos mundiales. En octavo de litro, el valenciano Nico Terol parece haber encontrando el sendero hacía la gloria y su despedida de 125cc será a lo grande consiguiendo, por fin, el título de campeón del mundo. Un título que será histórico ya que al igual que en las 800cc, éste será el último año de las dos tiempos de 125cc que serán sustituidas por las nueva categoría de Moto3, máquinas de 250cc y motores cuatro tiempos.

La victoria de Nico en el Gran Premio de Aragón le permiten al de Aprilia afrontar con tranquilidad lo que resta de campeonato e incluso presentarse en la última prueba en Valencia con el título ya en el bolsillo.

Y como lo mejor siempre se deja para el final y casi siempre se hace esperar, es de justicia terminar hablando del gran Marc Márquez. De nuevo exhibición del catalán que le ha arañado un gran puñado de puntos al todavía líder de Moto 2 Stefan Bradl. El alemán cruzó octavo la línea de meta en una carrera en la que Marc consiguió imponerse, a pesar de la dura batalla con el italiano Iannone, y donde la gestión de las gomas fue crucial. Tercera victoria consecutiva para él y séptima de la temporada.

De no haber sido por las caídas del principio de temporada el piloto español lideraría la clasificación de Moto2 y con diferencia. Muy nervioso debe estar Bradl que ve como cada gran premio Márquez le recorta distancia y ya está a seis puntos, que en las carreras no son nada.

Y es que Márquez no es solamente el mejor piloto de la categoría intermedia sino que posiblemente sea el mejor o de los mejores de todo el campeonato. Creo que ya lo he dicho en otras ocasiones, estamos ante un grande del motociclismo mundial, un Doohan o un Rossi español.

Y ya que citamos al italiano no podemos nada más que desearle a Valentino que termine pronto para él el Mundial y empiece uno nuevo y con más éxito el próximo año con las 1000cc. Porque, que Rossi esté arriba luchando por las primeras posiciones, añade emoción, por supuesto, pero sobre todo calidad al Mundial.

El nueve veces campeón del mundo no puede despedirse de las motos sin ganar un nuevo título aunque si no lo hace nadie podrá quitarle otro título el de haber sido, hasta ahora, el mejor piloto de todos los tiempos.