El 9 de agosto de 1002 moría en su retiro de Medinaceli Muhammad Ibn Abu Amir, quien había sido conocido por el sobrenombre de Al-Mansur o Almanzor, «El Victorioso». Almanzor fue un guerrero legendario, invencible en el campo de batalla pero también fue un joven ambicioso, un conspirador oportunista y un dictador despiadado. Pocas veces unos inicios tan oscuros habían trazado una trayectoria tan notable. Antes de convertirse en espada del islam y azote de Dios, Almanzor inició una fulgurante carrera política que comenzó modestamente como cortesano. Árabe de origen, instruido, atractivo y con gran seguridad en sí mismo, a Almanzor no le faltaban cualidades para destacar de forma natural. Tuvo el acierto de conocer a la joven Subh, favorita del califa y madre del heredero Hisham II, con quien al parecer mantuvo un cercano entendimiento. Al morir el califa, madre e hijo quedaron desamparados y Almanzor, que ya se movía con soltura por palacio, se convirtió en su protector.

Abu Amir fue, en definitiva, un dictador militar que aprovechó la minoría de edad del joven califa Hisham II para dominarlo y usurpar su puesto. Como carecía de nombre y linaje, la única forma de mantenerse en el poder fue a base de gestas heroicas. Sus victorias fueron incontestables. Rindió León, Barcelona, Zamora y Pamplona. Ninguna fortaleza quedaba en pie a su paso. En verano de 997 lanzó su gran campaña de humillación a la cristiandad. El objetivo era su gran centro de peregrinaje, Santiago de Compostela. Los nobles gallegos, lejos de hacerle frente, le suplicaron clemencia. No la tuvo, pero entró en una ciudad fantasma que había sido evacuada. Sólo encontró, sentado sobre la tumba del apóstol, a un aguerrido monje empeñado en custodiarla. Sobrecogido, respetó el sepulcro y la vida del religioso, pero arrasó la ciudad y su catedral, llevándose como botín sus puertas y campanas.

Como Almanzor fue un guerrero invencible, las crónicas castellanas tuvieron que inventar una leyenda para derrotarle. De ahí surge Calatañazor, en cuyos campos perdió Almanzor un tambor que ni él ni sus tropas portaban. Con todo, la imponente figura de Almanzor dejó para la historia un turbio legado. Su muerte derivó en treinta años de guerra civil que darían paso a los Reinos de Taifas.

Otras efemérides de este día que deberías conocer

1849 Rendición de Venecia, con lo que termina la primera guerra que Italia sostuvo por su independencia.

1863: Nace Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones, varias veces presidente del Consejo de Ministros español.

1924: Miguel de Unamuno escapa de Fuerteventura, donde estaba desterrado por Primo de Rivera.

1934: Heinrich Himmler, jefe de las SS y de la Gestapo bávara, asume el mando de los campos de concentración.

1945: Estados Unidos lanza su segunda bomba atómica contra la ciudad de Nagasaki, lo que provoca la rendición de Japón.