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Pared Vacía

Al final no te escribí aquí la carta para los Reyes Magos, total, nos conocemos perfectamente y no hace falta poner por escrito nuestros deseos para adivinarlos sin posibilidad de fallo. Quedó demostrado en nuestra recolección anual de regalos traídos desde Oriente. También constato una vez más que realmente tenemos todo lo que queremos y que no se nos escapa nada que nuestra economía pueda alcanzar. La siguiente fase de deseos materiales está a un nivel al que no podemos llegar, así que, como es imposible, pues tampoco es real.

No he tenido muchas ganas de volver a este blog. Me han pedido desde varias redacciones que redactara unas líneas por la muerte de Sigfrido Martín Begué. No he tenido ganas. Pero tampoco puedo pasar por aquí como si no hubiera pasado nada.

No me cuesta escribir obituarios y homenajes sobre personas a las que admiro pero con las que no guardo una relación sentimental cercana. Pero cuando esa relación existe, me bloqueo y no puedo.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que de dejo una foto de nuestro despacho. Fieles a nuestro estilo, no cabe ya un florero en sus estanterías ni un cuadro es sus paredes. Hace unos días, Delfín nos cuestionaba ante el misterio de tener una gran pared vacía mientras en otros espacios horizontales colgamos decenas de cuadros. Le explicamos que esa pared estaba esperando que algún día colgáramos en ella un cuadro de Sigfrido. Pues así se ha quedado la pared, vacía, un vacío espacial que se revela como un símbolo de la sensación que nos queda a los que le conocimos.

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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