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Mi Primera Vez

Estoy escribiendo esta entrada el domingo por la mañana, aunque no la enviaré al periódico hasta mañana.

Es la una de la tarde y te acabas de marchar a La Cope para tu colaboración radiofónica semanal.

Cuando regreses nos iremos juntos a votar.

Estoy excitada, ya ves… es mi primera vez.

Soy española desde el mes de mayo y me estreno como votante.

Recuerdo que hace poco te preguntaban en una entrevista “¿cuándo fue la última vez que hizo algo por primera vez?”.

Ahora yo podría responder sin vacilación.

Ayer me tomé la molestia de leer los programas electorales de media docena de partidos, y alguno más. Uno era demasiado sintético, otro mareaba con cifras y estadísticas; dos partidos antípodas en ideología coinciden en sus propuestas para los autónomos; uno me sorprende con varios puntos sobre temas que me importan, mientras que otro (el único) ni los menciona.

Me he dado cuenta que no sólo es importante que expliquen al votante los temas polémicos que marcan la diferencia entre uno y otro partido (aquí se menciona la ley del aborto, en este otro la protección para los espectáculos taurinos, en otro una profunda ley de protección animal, unos más hacen hincapié en la necesidad de mantener la seguridad social tal y como la conocemos, hasta me topo con la posibilidad de una III República y con la nostalgia de la peseta).

Más importante aún es lo que no se dice, sobre todo cuando los demás tocan el tema o cuando a través de entrevistas o declaraciones conocemos la postura del partido.

Pero hay cosas en las que, parece, es mejor no mojarse.

Que quieres que te diga, prefiero que un programa electoral me venga de cara, que para eso es.

En cualquier caso me lo he pasado bomba.

Todo comenzó cuando descubrí aquí en Libertad Digital un trivial que ponía a prueba el conocimiento del participante en relación a las propuestas de los programas electorales de los partidos.

Sólo acerté seis, así que me sumergí en la información directa para ilustrarme.

También quería revisar a fondo los planteamientos del partido al que pensamos votar, por si había algo, digamos, ofensivo.

Nada, todo está correcto.

A las urnas que nos vamos…

¿Sabes a qué me ha recordado todo esto? A mi adolescencia temprana. La democracia me pilló con doce años, así que coincidió con mi despertar social.

En un mar de dudas, hija de republicano español exiliado y cubana sin ninguna simpatía por Castro, buscaba mi sitio en el mundo.

Unos libritos extremadamente útiles me permitieron comparar pensamientos y aclarar dudas.

Bajo el lema “¿Qué Es?” aparecieron unas guías rápidas para poner al alcance del español medio los postulados de las distintas ideologías políticas.

Claros, concisos y escritos por las personalidades más relevantes de cada inclinación (Felipe González, Joaquín Garrigues-Walker, Federica Montseny o Nicolás Sartorius) me permitieron confirmar mi incapacidad para emocionarme con los colores de unos u otros.

Menos mal que inmediatamente caí en las redes del Glam Rock y posteriormente del Punk y sus derivados, todo perfectamente pasado por el tamiz de Andy Warhol, y así no tuve que sucumbir al dogma de la ideología de partido.

Bowie, el Rocky Horror Picture Show y los Ramones me salvaron la vida.

Es una lástima que en estas elecciones no pueda votar por Frank-N-Furter, ese sería mi líder indiscutible, un dulce Travesti de la Transexual Transilvania.

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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