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México lindo y querido

"México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí".

Eso se canta en uno de los temas más conocidos del cancionero popular mexicano, inmortalizado por Jorge Negrete. Hay que reconocer que el cantante-actor-ídolo de masas cumplió la máxima hasta el final. Murió en Los Ángeles y fue trasladado inmediatamente a México para recibir honores y ser enterrado. A ti te suena Jorge Negrete porque le gustaba a tu abuela Cuca. Ves, así se escribe la efímera historia de los ídolos. Me río yo de los Backstreet Boys y el fenómeno fan. Jorge Negrete no podía pisar la calle sin que se formara un tumulto, no sólo en México, en Cuba, en toda Iberoamérica, y en España ni te digo, la Guardia Civil tenía que apartar a las mujeres que se desmayaban. Te dejo un enlace de YouTube para que veas la magnitud del recibimiento del cuerpo sin vida del ídolo por las calles de México, "Jorge Negrete. El último adiós y la tristeza del pueblo mexicano".

No sé si te habrás dado cuenta que aparece en las imágenes María Félix, que esa sí sabes quién es. Y es que María y Jorge eran marido y mujer, apenas un año antes habían contraído matrimonio. Es como si Kennedy y Marylin hubieran estado casados, los dos iconos más grandes para su país. También te he encontrado en YouTube unas imágenes de la boda, acontecimiento social del siglo, el equivalente a una boda real, "La boda de María Félix y Jorge Negrete". En ese viaje final del cuerpo de Jorge Negrete, María acompañó al ataúd desde Estados Unidos y causó un escándalo nacional al aparecer por la escalerilla del avión vestida con pantalones. María era mucha María, un carácter furioso, terrible, poco le importaba lo que pensara nadie. Y guapa, la más guapa. Te pido una vez más que acudas a YouTube y disfrutes del montaje que algún fan le ha dedicado para glorificar esas cualidades que la hicieron única, "María Fèlix, maria felix belleza enigmática".

Te preguntarás qué me ha dado con México, si todavía falta un mes para la celebración de la Fiesta Nacional. Es que la muerte de Chavela Vargas me ha hecho pensar en lo mucho que me gusta México. Vale, un México que ya no existe (Monsivais y Chavela eran los últimos vivos de una generación prodigiosa), ese México que conocí de niña y que hizo que mi madre, que fue a pasar unas vacaciones, se quedara a vivir allí. Ese México que acogió a mi padre y a otros republicanos españoles. No me puedes reprochar esta nostalgia, a ti te pasa lo mismo con Madrid y la Gran Vía, te crees que vives junto a esa calle maravillosa y cosmopolita que fue, y no te das cuenta que ahora no vale nada y es una vulgaridad espantosa.

Ya sabes que de mi infancia en México el mayor tesoro es haber conocido a Dolores Olmedo, haber corrido por su casa, hoy museo. Te dejo una foto de ella posando para Diego Rivera y otra ya de la época en que la recuerdo, con sus joyas y sus perros xoloitzcuintle. Gracias a ella Frida Kahlo tiene su museo y el legado de Rivera no se ha desparramado por el extranjero.

A ese mundo desaparecido pertenecía Chavela. No en la primera fila, su carácter y sus borracheras lo hacían imposible. Pero siempre ahí, mano a mano con los grandes de una era. La conocí gracias a Pedro Almodóvar, hace muchos años, en el teatro Bellas Artes de México, que por fin le abría la puerta tras sus triunfos europeos (obra y gracia de Pedro). Y la última vez que la vi fue gracias a Elena Benarroch, que me invitó a participar en el homenaje que la ciudad de México le quiso brindar en el 2009. Te dejo una foto de ese momento. Con ella cierro estos recuerdos. Y no me voy corriendo a coger un avión rumbo a México porque ya sabes que me da miedo volar.

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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