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Impresionable

Me temo que ya no puedo añadir nada a lo que has contado sobre Buenos Aires, has hecho un repaso exhaustivo. Todo resultó PERFECTO, no puedo más que sumarme a los agradecimientos que dejaste escritos aquí, insistir en nuestra gratitud hacia todos los involucrados en esta aventura : organizadores/productores, hoteles, equipo técnico, músicos, bailarinas, nancys y público.

Tienes razón, a cada paso que daba por la ciudad se me llenaba la boca de exclamaciones de júbilo ante la portentosa arquitectura porteña, un caos delicioso de edificios de distinta época y estilo que funcionan perfectamente entre sí, desde las casitas racionalistas un poco destartaladas, hasta las construcciones palaciegas decimonónicas o el legado del mejor Art-Decó. Mis edificios favoritos son el rascacielos Kavanagh, delirio decó-racionalista de 1936, y el palacio que en tiempos albergó la última legación del Imperio Austrohúngaro, el edifico Otto Wulf, con sus inmensos atlantes de piedra que sostienen la fachada y te miran desde arriba. Todo muy Gotham City.

Te dejo una selección de fotos de estos y otros edificios, y también algunas del Hotel Faena, donde estuvimos alojados : el Cabaret, donde hicimos la presentación a prensa; La Biblioteca, el bar en el que di fin a la carta de cócteles; y la piscina, donde continuaba dándole al cóctel dulzón encantada con la música de dj Caracas.

También te dejo una imagen de la piscina del Hotel Axel, donde acogieron al resto del equipo, y donde tú diste una buena sesión pinchando en la fiesta de inauguración de las tardes de domingo. Siendo, como soy, hija de asturiano y cubana, nacida en México, acogida en España y felizmente colonizada por la cultura anglosajona de los imperios norteamericano e inglés, siento no poder entender el sentimiento nacionalista. Nunca echo de menos mi país (¿cuál) cuando estoy de viaje, si acaso echo de menos mi casa, y tampoco tanto, que también me encanta hacer vida de hotel de lujo. Soy feliz probando la gastronomía local y siempre pienso que me gustaría comprar una casa y quedarme a vivir en esta o la otra ciudad. Eso sí, hablo de grandes ciudades.

Soy lo contrario a una xenófoba, a una chauvinista. Busco en Internet antónimos a estas definiciones. Encuentro “endofobia”, “el que odia a lo suyo”. Tampoco es eso, porque a los de dentro tampoco los puedo definir como los míos, y, huelga añadir, no hay odio.

Encuentro “xenofilia”, “amor por el extranjero”. No, no, eso sería si me fascinaran los extranjeros que están en mi país de nacimiento o residencia. Eso es parecido al término que acuñaron los mexicanos, “malinchismo”, “actitud del que muestra apego a lo extranjero con desprecio de lo propio”.  El término, despreciativo y que denota complejo de inferioridad, proviene de la actitud de la Malinche, la india que sirvió como intérprete a Hernán Cortés, y sin la que, dicen, la conquista de México no hubiera sido tan fácil. Si fue o no amante del conquistador es lo de menos, ha quedado para la historia nacional como una mujer que en cierta forma vendió a sus paisanos al invasor extranjero.

Sigo buscando. Aperturismo… bueno. Antipatriotismo… pues no. Cosmopolitismo… nos vamos acercando. Internacionalismo, fraternidad, universalidad... ninguno me convence del todo.

Ya estaba yo dándole vueltas a esto cuando vinimos a casa el sábado por la tarde tras entregar un premio honorífico a Lolo Rico en el Festival Internacional de Cine Infantil por “La Bola de Cristal”. Formamos aquí un chill-out/picnic/fiesta infantil con pizzas y perritos calientes en compañía de Diego, Angie y Mateo. El caso es que lo comenté y Diego, sólo 20 años de edad biológica pero alguno más de cultura y cierto grado de soberbia, me dijo que me dejara de tonterías, que lo que pasaba es que yo era impresionable.

Impresionable. Esa es la palabra que mejor define lo que me pasa cuando viajo, me dejo impresionar, y lo disfruto.

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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