Menú

Gran Hermano como modelo de utopía social

Hoy estás rodando el video de la canción del nuevo disco de Nancys Rubias que saldrá en enero, bueno, el single en diciembre, por eso tienes que dejar el video grabado antes de irnos a Londres. Fangoria, en cambio, tendremos que rodarlo en cuanto volvamos, antes que termine el año. Así que aprovecho y me cuelo en esta página sin esperar mi turno.

El martes por la noche teníamos la cabeza como el bombo de Manolo, nos costó desconectar para poder descansar en condiciones. Menos mal que conseguimos sumergirnos en la trama de Herederos. A partir de la semana que viene vamos a tener que seguir la serie a través del canal internacional de Televisión Española. Donde vamos a perder el hilo es con Sexy Money. Yo es que para esto de las series sigo siendo muy Siglo XX, me gusta esperar el día de la semana, no verlas en dvd o grabadas o bajadas. Bueno, el caso es que en un intermedio de Herederos, zapeando, acabamos en el momento de la expulsión de Gran Hermano, y vimos como a Palomares lo mandaban a la casa fetén. ¿Que por qué te cuento esto? Mira, tengo que reconocer que he hecho un enorme esfuerzo por intentar que me interese Gran Hermano, y ya van diez ediciones, así que tiro la toalla. Como devoradora de cultura, subcultura y anticultura popular, procuro saber quién es Palomares (la cabra de GH 10), cómo se llamaba el torturado tigre de Ambiciones (Currupipi), de quién son la joyas que lleva la Preysler (Suárez), dónde se puede ver a la mejor imitadora de Sarah Palin (Saturday Night Live)... todo eso mezclado con la lista de dioses sumerios, acadios, babilonios y asirios que entran en el temario de la primera parte de la asignatura de la que me he matriculado este año en la UNED. No me extraña que se me olviden las letras de mis canciones, tengo el disco duro saturado.

A lo que iba, cuando empezó Gran Hermano me dispuse a seguirlo con fidelidad y devoción. Cada día intentaba convencerme a mí misma que era sólo cuestión de esperar un poco, de dejarme seducir. Pero es imposible ser seducida por personas sin capacidad de seducción alguna. Sinceramente, ver a individuos anónimos luchando desesperadamente por dejar de ser anónimos mientras se lavan los dientes, tienen la casa revuelta, se sientan como sacos desvencijados y lavan la ropa de pascuas a ramos, no es plato de gusto. Para eso tuvimos el injustamente denostado ejercicio de granhermanismo con famosos que fue Hotel Glam, con aquel casting divino, impagable, que nos engachó desde el primer día.

Creo que apenas he visto Gran Hermano en su horario habitual, pero como se dedican a ponértelo a todas horas del día en todos los programas de la cadena, ha sido imposible abstraerme del todo. Lo he intentado todo, decirme a mí misma que Pepe estaba bueno y me gustaba, interesarme por las trifulcas y aprenderme las frases denigrantes que se han dedicado las concursantes en sus peleas de gatas... nada, que no hay manera. El momento más cercano al verdadero interés se produjo con la irrupción en la casa de Inma, con su maquillaje, sus oros y sus estilismos. Pero siempre nos pasa lo mismo, hay personajes que nos encantan, nos encanta que existan, pero no querríamos toparnos con ellos bajo ningún concepto. Son muy totales para verlos por la tele, pero son de un chunguerío que asusta.

Te recomiendo que pinches aquí al lado el blog de Federico y leas La vía capitalista al socialismo. Sus reflexiones me han inspirado un nuevo modelo para Gran Hermano. Nos lo venden como la vida en directo, como que el comportamiento de esos seres observados es natural y espontáneo, cuando todos sabemos que el objetivo transforma hasta el lenguaje corporal del observado. Puestos a hacer experimentos, hagamos uno de verdad. ¿Por qué no varias casas, cada una con unas reglas que las conviertan en distintos modelos de aplicación de sistemas económicos?

En la casa capitalista, los concursantes tendrían que trabajar para pagar su alimentación, su alojamiento. Dependerían de sus capacidades y el equipo de producción se mantendría al margen, sin suministrarles más que una serie de infraestructuras básicas, que, por supuesto, tendrían que compensar con el pago de impuestos. Bueno, había una banca donde podrán endeudarse según su criterio, no siempre juicioso. Habría habitaciones de lujo, que conseguirían los emprendedores. Pronto empezarían las quejas, pero siempre habrá algún aguerrido autónomo que sabrá salir adelante y superarse.

En la casa comunista, el Estado (bueno, la producción del programa) facilitará infraestructura, comida, todo (en el fondo así es el Gran Hermano oficial), sin lujos, por supuesto, que todos somos iguales. Todos tendrán que trabajar, pero dará lo mismo que haya uno vago y otro diligente. Se pelearán entre ellos cuando descubran la injusticia de proveer al cara dura y todos vayan perdiendo el estímulo.

En la comuna libertaria la producción tendrá que desaparecer del mapa, los concursantes se arreglarán entre ellos con la distribución de bienes, tareas, espacios. Enseguida veremos salir a la superficie las personalidades fuertes que se quieren imponer y las que de verdad quisieran que este sistema funcionara para todos.

Así esa vida en directo pondría ante nuestros ojos cada semana las contradicciones del sistema, las falacias en las que nos escudamos cuando no queremos ver la realidad, cuando firmamos felices créditos que nos meten por los ojos, cuando exigimos al Estado que sea paternalista y nos saque de todos los atolladeros en los que nos metemos solitos.

Dicho esto, no os quiero asustar a Nacho y a ti, pero creo que he cogido frío, me encuentro mal y me duele la garganta. En vísperas del viaje...

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

Herramientas