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El Horror

Dejo esto escrito y se publicará mientras dedicamos unos días a descansar fuera de Madrid, un plan de esos que tanto nos gusta, de casa rural con una docena de amigos. Yo os prepararé especialidades mexicanas, el matrimonio Fresh un asado argentino en la barbacoa, Nancy O varios tipos de pasta, Miguel unas tortillas, pediremos una paella, Charo y César traerán quesada y sobaos… ¡va a ser un no parar de comer, que para eso son vacaciones!

Contestando a tu última entrada en el blog…

Sí, me conoces muy bien, quedé fascinada con Javier Botet. En este momento estoy en fase de enamoriscamiento, como las niñas que suspiran por los Jonas Brothers o el cantante de Tokio Hotel. Es mi nuevo sex symbol. Y es que hasta ahora siempre lo había visto ultra-caracterizado para los personajes que interpreta, y bueno, aunque tengo tendencia a sentir atracción física por personajes monstruosos, decir que tendría un “aquel” con La Niña de Medeiros de la película “Rec” sería demasiado. Esto de la atracción hacia los personajes sobrehumanos debería estar catalogado, no es homosexualidad, ni zoofilia/bestialismo, ni fetichismo, ni S/M… pero debería tener un nombre.

Mi primer amor fue Herman Munster, aunque repartía mi devoción con el Sr. Spock y sus orejas puntiagudas. Claro que yo era demasiado pequeña para poder identificar aquello con algo sexual. Chewacca, el wookie de “Star Wars” fue el único que consiguió hacerme suspirar de toda la saga. Y así hasta el infinito, pasando por Michael Berryman y el gran Ron Perlman en todos sus papeles, muy especialmente como Hellboy.

Volviendo a Botet… verlo sin caracterizar, a dos metros de distancia, con la crudeza de la desnudez… pues que quieres, caí rendida a sus pies. Ya cuando vimos “Rec” en la Semana de Terror de San Sebastián interrogamos inmediatamente a Manuela Velasco y a los directores, Paco Plaza y Jaume Balagueró, sobre la existencia real de La Niña de Medeiros. Fue Manuela la que ya entonces nos puso en antecedentes, nos contó como Javier Botet tenía ese físico particular tan delgado y de miembros larguísimos (¡mide más de dos metros!) a causa del Síndrome de Marfan, que si no me equivoco, también sobrellevó Joey Ramone, uno de los grandes amores platónicos de mi vida. Lo maravillosos es que Javier Botet siempre fue un amante de género fantástico y de terror (es licenciado en Bellas Artes y un estupendo ilustrador y dibujante de comic) y a través de su afición ha conseguido redimir un cuerpo que en vez de destrozarle la vida la ha dado la oportunidad de vivir de lo que más le gusta, el cine. Se apuntó a un curso de efectos especiales y no dudó en ofrecerse al profesor para hacer de monstruo. El resultado fue rodar su primera película con ¡Brian Yuzna! A partir de ahí ha sido un no parar. La Niña de Medeiros es conocida en todo el mundo, y ahora mismo se lo disputan en series de televisión (“Los hombres de Paco” “Génesis : en la mente del asesino”, “La que se avecina”), cortos (“Er Pátah”, del que te dejo un par de fotos de él caracterizado como un quinqui seguidor de Camarón de la Isla), películas (Jean Jaques Annaud), anuncios (el del plan antidroga de Alex de la Iglesia) y vídeos. Por verle he visionado varias docenas de veces el vídeo de “Frente a frente” de Bunbury que ha dirigido J.A. Bayona, tanto es así que la canción me gusta, ha quedado una versión muy bonita de la original de Jeanette.

A mí El Horror en la ficción me ha servido siempre como una forma de redención, como una opción estética, como una válvula de escape. Pero he tenido elección, he querido salirme del camino oficial buscando vías más interesantes y que se adaptan mejor a mi personalidad. Pero si mañana me volviera loca podría camuflarme entre la multitud sin que nadie notara mi presencia, con un trajecito de chaqueta, sin maquillaje, sin nada de lo que me hace ser lo que soy. Botet no ha tenido elección, tiene el físico que tiene y no se puede esconder, pero ha sabido darle la vuelta a una desventaja para convertirla en virtud. El Horror como herramienta de trabajo, como medio de vida y como liberación.


Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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