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Dioses y monstruos

Estoy de acuerdo contigo en tus reflexiones sobre la fidelidad, y te digo que sí, que eres muy joven y que no has tenido experiencia con la infidelidad (practicada por ti o sufrida por ti), y que toda la teoría es muy válida, pero que llegado el momento, en ese terreno todo sale mal. Si no lo cuentas/te lo cuentan, además de infidelidad, es traición, y si lo cuentas/te lo cuentan, NADA vuelve a ser como antes y cuesta un triunfo volver a poner en marcha esa relación. Así que mejor no llegar a ese punto. Sigamos con nuestros amores virtuales, con los que sí somos comprensivos.

Tan comprensivos que me acompañaste al cine a ver Hellboy II para que yo babeara como una quinceañera boba cada vez que el ser venido del infierno salía en la pantalla. Por cierto, algún día hablaremos de lo mucho que odiamos ir al cine y encontrarnos con pantallas enanas. Menos mal que la película te gustó y lo pasaste bien, así yo tengo menos cargo de conciencia por mi entusiasmo hormonal. Porque yo veo esta película con el fervor del cine de género, pero además suspiro con el actor como las niñas que van disfrutar con el Brad Pitt de turno o las maduritas que se derraman por George Clooney. Siempre me he enamorado de los monstruos, desde niña. A Herman Munster lo veía guapo-guapísimo. Y al Señor Spock. Y de La Guerra de las Galaxias, ni Solo ni Skywalker, a mí el sexy me parecía Chewakka, el buki peludo. Mi ranking de monstruos atractivos no tiene fin. El actor Ron Perlman se lleva el número uno, porque ha interpretado a media docena de los personajes más sexys del cine. Lo descubrí como hombre prehistórico, En busca del fuego se llamaba la película. Repitió con Annaud en El nombre de la rosa, y ahí te reconozco que me lo caracterizaron demasiado feo. Pero luego vino la época de la serie de televisión La Bella y la Bestia, y yo soñaba con un ser leonino como Vincent. Guapísimo está también (y en esta ocasión nada caracterizado) en Alien Resurrection, y Jeunet también contó con él para el personaje maravilloso de La Ciudad de los Niños Perdidos. Y ahora Hellboy, mucho más sexy que el Wolverine de Hugh Jackman, al que tampoco le haría ningún feo (los super héroes, sobre todo los atormentados, son otra de mis debilidades). Tú dices que estos personajes tienen una dosis de ternura que es lo que me enamora. Sí, concedido, pero hay algo más. Algo físico, ya me entiendes. Y como es una sensación que me acompaña desde la infancia, sé que no tiene que ver con que ahora de mayor pueda teorizar sobre la soledad del monstruo, el rechazo del super héroe incomprendido, la belleza del Otro, la singularidad hermosa del que no es como los demás. Es todo eso y mucho más, porque también es una atracción sexual-animal que nada tiene que ver con lo emotivo. Soy así, qué le vamos a hacer.

Es cierto que siento debilidad (y eso lo compartimos) por las personas únicas, singulares, especiales, irrepetibles. Sean genios o no, aunque esa misma diferencia tú y yo ya la catalogamos como genialidad. Pero si encima es un genio con talento, ya ni te digo. Entenderás que estoy hablando de Michael Jackson, del que he tenido que leer esta semana todo tipo de barbaridades coincidiendo con su cumpleaños. Hasta han hecho una especie de retrato robot de cómo sería hoy si no se hubiera operado. Menuda estupidez. Si no se hubiera operado, si no fuera el poseedor de Neverland, el padre adoptivo de Bubbles... no sería Michael. El talento no es suficiente para ser una estrella (es más, yo diría que ni siquiera es necesario), así que cuando se juntan todas las condiciones adecuadas para crear un dios, no hay que despreciar esa conjunción de milagros. No somos nosotros quienes para juzgar si debería haber hecho esto o lo otro con su fortuna, su carrera, su familia. Los fieles han de limitarse a adorar al ídolo. Y a esperar pacientemente a que termine de cerrar su contrato en Las Vegas para quedarse allí de forma permanente. El día que se anuncie que Michael actúa en Las Vegas, te lo digo ya, quiero mis entradas en primera fila, varios días seguidos, si es posible. De momento en el Hilton está actuando Barry Manilow, al que has descubierto gracias a Hellboy II, en la escena en la que Rojo y Abe cantan I can' t smile without you, una deliciosa canción que puedes encontrar en YouTube cantada por los Carpenters, a los que deberías conocer un poco más, te encantarían, además Karen Carpenter fue la primera anoréxica de la historia del pop, toda una pionera. Se me olvida que eres muy joven, que Copacabana te suena porque la cantó Kylie Minogue en su concierto, así que si no conoces a Barry Manilow (imperdonable en tu fascinación por lo hortera), cómo vas a llegar a los Carpenters...

 

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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