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Deja la lujuria un mes...

No me he olvidado de ti, ni de este espacio, pero esto es lo que tienen las vacaciones. Nuestro ángel de la guarda en Libertad Digital está descansando, y mi texto ha estado dando tumbos sin llegar a quedar colgado. Si estás leyendo esto significa que ya está solucionado.

Tienes razón, tienes razón. Jornadas fantásticas, momentos de comunión espiritual, física, intelectual. Absolutamente. De acuerdo. Pero, en el fondo, nada distinto a lo que se puede hacer cualquier otro día de esos que se cogen libres aquí y allá. Con esto termino el debate sobre las vacaciones, su concepto y su manual de instrucciones. Tú y yo tenemos la suerte de poder tomarnos ciertas licencias con los momentos de ocio, robarnos horas o días para dedicarlos a lo que más nos gusta (aparte de trabajar), así que sigue sin convencerme la idea de parar en seco durante un tiempo acordado. Ninguna queja, pero me doy cuenta que me ha costado muchísimo volver a retomar el ritmo, llevo vagueando desde que se supone que oficialmente acabaron las vacaciones. Al mismo tiempo que estoy tirada en el sofá zapeando o dormitando, mi mala conciencia me dicta a gritos la lista de tareas pendientes. Parece que ya voy saliendo del agujero negro de la indolencia. El refranero español es muy sabio. ¿Te acuerdas de aquella máxima graciosísima que el personaje de Rafaela Aparicio tenía bordada en punto de cruz sobre su cama en la película El Extraño Viaje? Seguro que sí porque Carlos Berlanga la tomó prestada para la letra de una de sus canciones. "Deja la lujuria un mes, y ella te abandona tres". Pues con las obligaciones pasa lo mismo.

Además, con la edad mi biorritmo ha mutado. Hasta hace dos suspiros yo era un ave nocturna que atacaba sus temas pendientes de noche. Escribía, estudiaba, lo que fuera. Ahora me resulta más fácil levantarme a las seis de la mañana para comenzar el día. Tú dices que no te extraña que con ese horario a las ocho de la tarde se me cierren los ojos. Yo te digo que es algo más que el madrugón, mi ciclo de sueño, de momento, ha cambiado. Y un último apunte sobre las vacaciones. Sin duda fueron un logro sindical de primer orden, pero habría que revisar el concepto para los que somos autónomos (ya sabes que en mis locas teorías económicas defiendo el concepto de la desaparición del asalariado para que todos seamos autónomos, quiero creer que eso procura un mayor sentido de la responsabilidad y de la libertad individual). Siendo autónomo, si no trabajas, no cobras. Lo de las vacaciones pagadas es un término marciano para nosotros. ¿Sentiría la gente esa necesidad imperiosa de vacacionar si les dijeran que ese mes no cobran? Estoy siendo muy injusta. Hay una diferencia abismal entre dedicarte en cuerpo y alma a lo que más te gusta, y que encima te paguen por ello, y sobrevivir gracias a un sueldo. Pues nada, benditas vacaciones.

Lo único a lo que me he dedicado con ahínco es a fundir la tarjeta de crédito en internet. Menos mal que es un vicio compartido contigo y no nos podemos echar nada en cara. Aún así, te recuerdo que hemos pactado la de reducción de gastos en chuminadas. A cambio, nos hemos comprado otro piso, para seguir llenándolo de las chuminadas que no caben ya ni en la casita rosa ni en la casita verde. A ver si la casita azul, que va a ser más estilo el Peppermill de Las Vegas, no acaba siendo un contenedor de nuestros fetiches. Por cierto, a las 12:30 firmamos con el notario, no te retrases, sal un poco antes del gimnasio. Bueno, a lo que iba. Como últimamente me ha dado por poner singles cuando estamos en casa, me he dedicado a buscar entre las discografías más bizarras para completar la colección. Mira las últimas joyitas que me han llegado. Y tengo varios paquetes aún pendientes. Mi aportación al plan de reducción de compras compulsivas es el siguiente: no haré una compra hasta que no me llegue el pedido anterior. Parecerá una
tontería, pero hemos tenido más de una docena de paquetes llegando a la vez, así que lo considero suficiente.

Gracias por enseñarme aquí las fotos de las vacaciones. Menos mal que no te da pereza llevar la cámara, a mí me resulta muy fastidioso, por eso nunca tengo recuerdo fotográfico de nada. A cambio te invito a que entres en www.heineken.es para que veas las grabaciones que hice en el Festival de Benicassim. Tienes que pinchar donde aparece el festival, luego en "videoblog" y luego ya aparecen mis grabaciones. Pensé que iba a ser una pesadez estar con el teléfono móvil grabando, pero no. A lo mejor me animo y leo las instrucciones de mi cámara de fotos de Hello Kitty y a partir de ahora me dedico a inmortalizar momentos de mi vida.

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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