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Al campo como la reina María Antonieta

¿"Próximo objetivo : vida campestre"? Así titulabas tu última entrada en este blog. Lo he leído con detenimiento. Por lo que cuentas, se supone que le estás cogiendo afición a nuestras escapadas rurales. Dices que "cuando seamos un poquito más mayores, cumplidos los 55…" estará bien que tengamos una casita en el campo y que te encantará estar allí y recibir a los amigos porque te gusta "invitar mucho".

Muy interesante, pero lo dudo. No digo que no seas honesto y creas en tus palabras, pero si reflexionas un poquito te darás cuenta de que me estás contando una fantasía bucólica. Cuando vamos al campo como invitados a las casas de los amigos, vas a mesa puesta. Te encuentras la casa limpia, la compra hecha, la comida en la mesa y la mejor disposición de los anfitriones para agradarte. ¡Amigo, eso no es tener tu propia casa de campo!

Una casa da muuuuuucho trabajo de mantenimiento, hay que cuidar el jardín, las estructuras, luchar contra la climatología y los elementos. Seamos sinceros, no eres el rey del bricolaje ni la jardinería. No sé si podrías serlo, el caso es que no tienes el más mínimo interés. En casa soy yo la que atesora la caja de herramientas, la que disfruta comprando destornilladores y lijadoras. El jardín te encanta para contemplarlo, pero ni se te ocurre coger la manguera. Ahí vuelvo a ser yo la que disfruta plantando, segando, alambrando y regando. En cuanto a lo de tener invitados, ¿qué les vas a ofrecer, cerveza y cortezas? Habrá que cocinar, preparar sus habitaciones… Y ahí sí que te digo que paso total, si alguna vez tengo una casa en el campo sería para aislarme del mundo, no para estar recibiendo. Pero bueno, supongamos que claudico. Me hablas de que cuando tú tengas 55 años estará bien disfrutar de esa vida rural… ¡¡¿¿te das cuenta de que yo tendré 66??!! No sé cómo esperas entonces que me ocupe de todas esas cosas de las que tú no piensas ocuparte.

Todo esto se soluciona con mucho dinero. Claro, como la reina María Antonieta, que se hizo construir una aldea dentro de los jardines de Versalles para ir allí a pasar el rato. Se construyó una copia de un pueblecito normando, con su lago, sus huertecitos perfectos, sus animalitos de granja. Y muchos granjeros para cuidar de todo. Así que ya sabes, de aquí a 10 años me construyes un pueblecito, contratas a muchos trabajadores para que se encarguen de todo y yo me voy encantada a jugar a la granjerita.

En cualquier caso, te ilustro mi discurso con las fotografías de nuestra última escapada campestre a Villa Fresh. Cuando llegamos había un naranjo por plantar. En cuanto te hiciste la foto y descubriste el trabajón que es cavar un hoyo, despareciste. Así que le tocó a Israel el trabajo sucio. Yo me limité a plantar, rellenar con tierra y regar. También descubrimos que las ortigas habían invadido el huerto donde están plantados los pimientos y los tomates, así que arranqué las que pude mientras Topi hacía lo mismo con los cardos que crecen descontrolados por el jardín. Después encendimos la hoguera de la que tanto te gusta disfrutar por la noche. Y me quedé sin averiguar de qué animal eran las huellas que aparecieron en un parterre. Topacio no paró de cocinar y recoger, mientras Israel solucionaba problemas domésticos como arreglar desperfectos o partir leña. ¿Y tu plan? Tumbarte en el césped con las perras. Además de charlar, reírte, disfrutar con la compañía y las cervezas… Todo eso lo haces habitualmente en Madrid, no te hace falta cambiar de escenario. Así que vuelve a pensar si de verdad quieres irte a vivir al campo…

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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