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El futuro de las Cajas, el futuro de España

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Hoy os voy a contar la impresión que me llevé de primera mano de la jornada que tuvo lugar ayer en el IESE sobre “El Futuro de las Cajas de Ahorros”.

Como ponentes asistieron el abogado Gaspar Ariño; el consejero delegado de AFI, Ángel Berges, que es la compañía que ha elegido el Banco de España para fijar el precio de las acciones de las Cajas en las que vaya a entrar el FROB; el presidente de Unnim, Jaume Ribera, (Unnim es la fusión de las cajas catalanas de Sabadell, Tarrasa y Manlleu); y el director general adjunto de Unicaja, Ángel Rodríguez de Gracia.

El cierre de la jornada estuvo a cargo del Secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa (cuya intervención comentaré en otro post).

Ideas que se lanzaron (y mi comentario):

“Si Ud., Banco, no consigue financiarse fuera, no eche la culpa a las Cajas”. Todos, bancos y cajas, cayeron en el mismo error de un crecimiento desequilibrado (sector inmobiliario) durante el boom. Hay buenos y malos gestores en ambos lados.

“El coste de la recapitalización para las arcas públicas, hasta la fecha, ha supuesto algo menos del 1,5% del PIB. Si a eso añadimos los 15.000 millones de la segunda fase del FROB que se han previsto, estaríamos en poco más del 2,5%. Mientras tanto, en otros países del entorno (UK, Holanda, etc) el coste en que se incurrió llegó hasta el 8% del PIB”. Para eso nos tenemos que creer los datos del Banco de España en cuanto a necesidades de capital: Moody’s ya dijo que dudaba de ellos y, ayer mismo Wolfgang Münchau en el Financial Times insistía en la misma idea. En la medida en que no hemos hecho el ajuste y dado que los tipos suben y las familias se empobrecen, es cada vez más evidente que la cifra final de aportaciones se asemejará a las centroeuropeas.

“En 2009 el sector financiero español vivió un espejismo: tuvo un BAIT (beneficio antes de impuestos e intereses) histórico de dos dígitos. Esto fue gracias a la barra libre de liquidez del BCE y a que no había presión sobre los activos inmobiliarios”. Mientras tanto, los bancos europeos, sujetos a la ley del “mark to market” (contabilizar un activo en función del precio de mercado actual), daban pérdidas y solicitaban ayudas a los Estados. De nuevo nos pasamos de listos pensando que la crisis pasaría antes de que se dieran cuenta de que estábamos escondiendo la basura debajo de la alfombra. Pero no fue así:

“En 2010 se empieza a cerrar la barra libre de liquidez, se cierran los mercados, y comienzan las crisis de deuda soberana: empiezan los procesos de concentración; en mayo no había nada hecho, en junio estaba el pescado vendido”. Se tardan dos años en tomar medidas y, cuando se empieza, se hace demasiado deprisa: por eso luego surgen problemas como el de la CAM.

“La banca, que está medio saneada, está hoy día cotizando al 70-80% de su valor contable; la Caixa, que fue la primera en dar el paso para la bancarización (y es la más saneada) ha marcado el máximo para el sector (80%)” ¿Cuál puede ser, por tanto, la valoración de las demás? Lógicamente por debajo. ¿El 50%? ¿El 60%? Habrá que ir caso por caso.

“¿Cuántas empresas han salido a bolsa en los últimos tiempos? Prácticamente ninguna. ¿Cómo quieren que las 17 Cajas salgan a captar capital en este momento? ¿A qué precio entrará un inversor? Así las cosas, acudir al FROB va a ser la única opción para muchas. No es lo más deseable, pero permite ganar tiempo”. El proceso de captación de capital privado está llamado a fracasar; y el Estado se va a tener que hacer cargo de una buena parte de las entidades.

“Si quieren que, para septiembre, alcancemos el 10% de capital core, que no se extrañen de que no se conceda crédito”. En efecto, si ya teníamos problemas, la exigencia de un capital superior al que exige Basilea III y muchos años antes de su entrada en vigor, nos lleva directamente al ‘credit crunch’ para este ejercicio.

“A través de los SIP y de las fusiones no está claro que se haya mejorado en eficiencia (entendida como Gastos de Explotación sobre Margen Bruto)”. Efectivamente, algunas de las cajas que no se han fusionado tienen niveles de eficiencia superiores, y algunas de las que sí se han fusionado tenían mejor ratio de eficiencia de manera autónoma. Esto evidencia que las fusiones se impulsaron para evitar la quiebra de entidades mal gestionadas, sumando buenas con malas para producir entidades “regulares” (pero que al menos pueden subsistir).

En el coloquio hice dos preguntas:

1) ¿Cuáles van a ser los pasivos que harán frente a los activos tóxicos de los “bancos malos”? ¿El Estado? ¿No corremos riesgo de irlandización?

Respuesta de Berges (AFI): En efecto, el Frob, los avales públicos, etc. Lo dado es que también se incluyan activos buenos (acciones de ‘utilities’), vacas de dividendo, que ayuden a compensar las pérdidas de los activos tóxicos. No creo que haya riesgo de irlandización porque ni el Estado va a garantizar ‘todo’ (como sí hizo la República de Irlanda) ni el balance de nuestras entidades está tan sobredimensionado en términos de PIB como el de la banca irlandesa.

2) El actual proceso de concesión de hipotecas con diferenciales mínimos, plazos de amortización infinitos, y financiación del 100% que está llevando a cabo la banca para liberar sus balances de adjudicados, ¿no es una huída hacia delante? ¿No es volver a caer en el error que nos trajo hasta aquí?

Respuesta de R de Gracia (Unicaja): Aunque fuera así, hablamos de un volumen total de crédito insignificante; no tiene nada que ver con los volúmenes de concesión de crédito de los tiempos del boom.

Respuesta de Ribera (Unnim): A mí también me cuesta entender que nos financiemos a plazos breves mientras que concedemos crédito a muy largo plazo; pero una entidad sola no puede cambiar las cosas (pues se quedaría fuera de juego). Tendríamos que tomar la decisión de cambiar la forma de conceder crédito de una manera conjunta y global.

Pues eso es todo; espero haberos transmitido el ambiente que se respira en el sector.

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